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El que
los antiguos hayan descubierto el magnetismo no quiere decir que lo entendieran
y aquellas piedras que se empujaban sin llegar a tocarse… eran simplemente
mágicas. No fue hasta 1820 que
Hans Christian Oersted demostrara su
relación con la electricidad. Después de esto, en apretada secuencia, André
Marie Ampere, Michael Faraday y James Clerk Maxwel terminaron por quitarle la
magia al magnetismo antes de que finalizara el siglo IXX.
No
obstante, el que las cúspides del pensamiento humano hayan desde entonces
desentrañado esos misterios, no quita que el humano de la calle del siglo XXI le
siga atribuyendo propiedades mágicas a los imanes…
Esa
tendencia de la gente, de atribuirle propiedades mágicas a los imanes no ha
pasado inadvertida a las mentes empresariales cortas en escrúpulos.
Llevan rato en el mercado elegantes brazaletes, cadenas, anillos, parches
y toda suerte de dispositivos albergando imanes. Sus fabricantes aseguran que
sus productos alivian el dolor, mejoran la circulación,
ayudan con la artrosis y combinaciones de todo eso, una verdadera
industria. ¿Quién se atreve a
dudar de los mágicos poderes de estos imanes?
Con la
presentación compiten las explicaciones:
·
Los imanes son objetos que producen un tipo de energía llamada campos
magnéticos. Tu pulsera de Carburo de Tungsteno conduce de forma más eficiente el
magnetismo a tu cuerpo.
·
Los imanes de samario-cobalto, con una fuerza individual de 1200 gauss que
contienen las pulseras, se encargan de
atraer las partículas de hierro de los
glóbulos rojos, activando el flujo del
riego sanguíneo. Esto hace que las células de los tejidos reciban mayor aporte
de oxígeno y nutrientes, acelerando
el proceso de mejoramiento de estas
dolencias, facilitando la recuperación y mantenimiento de la salud. (Sabona
Inc.)
·
Cuando el agua se mueve o pasa por un campo magnético, el ion del hidrogeno y
los minerales disueltos del agua se
cargan.
Esto es
lenguaje hispano pseudocientífico en su máximo esplendor, pero se queda corto
con lo que se puede encontrar en ingles (http://www.energiamagnetica.com/articles.asp?Cat=63):
Magnetic energy is a structuring force of the universe. As such, it is a
reflection of the order that causes the infinite stars and planets throughout
the galaxies to revolve and spin at incredible velocities while remaining in
their respective orbits.
Tanto
disparate no es fácil de traducir, pero intentemos:
La energía magnética es
una
fuerza estructural del universo.
Como tal, es la reflexión de ese orden
que
causa
que las infinitas
estrellas y planetas a través de las galaxias revuelvan y giren a increíbles
velocidades mientras se mantienen en sus respectivas órbitas.
Todas
estas explicaciones combinan términos como energía, campos, fuerzas, cargas,
nombres de elementos y este último hasta planetas y galaxias en una gran
ensalada cuyo único objetivo es decirle al lector que los elevados conceptos
detrás de sus productos están muy lejos de su comprensión.
A continuación se añaden algunos testimonios y supuestos estudios
clínicos, procurando nunca mencionar el aquello del archiconocido efecto
placebo, ese en que la sugestión juega el papel curativo.
Un
poquito de física real, sin demasiada verborrea científica, dice que el campo
magnetostático sólo actúa sobre cargas en movimiento.
Es verdad que en todo medio acuoso, como
es la sangre, existen iones, pero sus velocidades son tan pequeñas, sobre todo
cerca de la superficie de la piel, que no es de esperar que la presencia de un
campo magnético estático altere demasiado su movimiento.
Las fuerzas que ese campo pudiera
ejercer serían mucho menores que las de origen hidráulico a las que ya venían
sometidos. ¿Cómo entonces va un imán a
influir en la circulación?
O sea,
que cualquier efecto de un imán sobre la sangre o los tejidos, no sólo será
pequeño sino local y sólo durante el tiempo que actúe.
Un campo magnético estático no produce
cambios químicos que hagan que la sangre, una vez que abandone la zona cercana
al imán, conserve huella alguna de su presencia.
¿Cómo entonces un anillo en un dedo va a quitar la artrosis en parte
alguna?
Un
campo magnético estático, por fuerte que este sea, tampoco afecta las corrientes
en conductores cercanos, a no ser que estos se muevan a altas velocidades como
en un generador eléctrico. Por eso
es que un parche magnético, bien
pegado e inmóvil, no puede influir sobre ninguna actividad eléctrica neuronal y
por tanto no puede quitar ningún dolor.
Si alguien experimenta cualquier alivio, es pura autosugestión.
Hay a
quien le preocupa más el bolsillo que la salud y para estos también hay
productos magnéticos. Se ofertan
abrazaderas cuyos fabricantes aseguran que puestas en la manguera que viene del
tanque de la gasolina mejoran el kilometraje. Se ofertan también variaciones del
mismo tema para los sistemas de
calefacción. El negocio está en que el
consumo de combustible depende de muchos factores. Tantos son,
que ningún usuario es capaz de mantenerlos constantes como para constatar
que los imanes que compró no están jugando ningún papel.
Una vez que gastó su dinero, se sentirá menos tonto si logra percibir que
está obteniendo alguna ventaja y así se lo hace saber a alguien más, con lo que
se repetirá la historia.
Una
discusión que lleva años ya es la de que el campo magnético de las líneas de
transmisión de energía eléctrica produce cáncer en cuanto órgano pueda aparecer
esa malignidad. Basta una búsqueda
somera en internet para encontrar cientos de afirmaciones como ésta:
Hay evidencia sustancial que la exposición a campos magnéticos de frecuencia
ultra-baja (ELF, Extra Low Frequency) que promedie más de 2 milligauss (mG)
duplica el riesgo de que un niño contraiga leucemia. Hay buena evidencia de que
una exposición a ELF de 16 mG aumenta por un factor de 5 el que una mujer
presente aborto espontáneo en las primeras 10 semanas de preñes.
Analicemos el párrafo: “hay buena evidencia”… Si
la física no ayuda, siempre está la estadística y a ésta le han echado mano
sobre todo los abogados que dicen litigar en nombre de las “victimas”, esas que
aspiran a sacarle dinero a las compañías de electricidad por el peligro que
representa el vivir cerca de sus líneas de transmisión.
Aquí cabe recordar aquello que decía
Mark Twain “Hay tres tipos de mentiras: las mentiras; las mentiras malditas y la
estadística”.
Pasemos
ahora a eso de frecuencia ultra baja ¿Qué es eso?
Bueno, cuando se habla de frecuencia en relación al servicio eléctrico,
se refieren a las veces por segundo que se alterna la polaridad del voltaje
entre las líneas, que es 50 o 60 veces dependiendo de si se trata de Europa,
América, Japón, etc. Eso de una
frecuencia baja precedida de ultra-extra-hyper-etc. suena peligroso, sin
embargo, sólo un campo magnético cambiante puede inducir corrientes en los
conductores. Estas corrientes inducidas
son proporcionales a la velocidad de ese cambio, de manera que serán mayores a
mayor sea la frecuencia y la intensidad de ese campo.
No se puede negar que siendo el cuerpo humano un conductor, un campo
magnético cambiante va a inducir alguna corriente en el mismo,
el tema es… ¿cuánto? Una
cuentecita sencilla, el campo magnético terrestre en el Ecuador, que es donde es
más débil, tiene una intensidad de 500 mG… Si,
leyó bien, unas 250 veces lo que dice el párrafo en cuestión.
El simple acto de caminar o moverse
dentro de ese campo induce corrientes mayores que las que pudieran inducir esos
2 mG a 50 ó 60 Hz. Cada vez que alguien
hace uso de la física o del mero sentido común para argüir en contra de toda
esta tontería, termina acusado de ser parte de una gran conspiración y de estar
pagado por esas “perversas” compañías de electricidad.
Pero las palmas se las lleva este correo que desde hace tiempo circula por el
ciberespacio:
Investigadores de la Universidad de Princeton han descubierto algo aterrador.
Durante varios meses estuvieron alimentando a dos grupos de ratones, un grupo
con comida guardada en una nevera, y al otro con comida guardada en una nevera
pero con varios imanes decorativos pegados en su puerta. El objeto del estudio
era ver cómo afectaban las radiaciones electromagnéticas de los imanes en los
alimentos. Sorprendentemente y tras rigurosos estudios clínicos, constataron que
el grupo de ratones que consumieron la comida irradiada por los imanes tenía un
87% más de probabilidades de contraer cáncer que del otro grupo. Los imanes
adheridos a cualquier aparato (electrodoméstico) conectado a la corriente
eléctrica aumenta el consumo “gasto- eléctrico” de dicho aparato, por aumentar
la fuerza electromagnética del campo eléctrico de dicho aparato.
PASAD ESTA INFORMACION A TODOS LOS QUE CONOZCAIS POR FAVOR.
Todos tenemos algún imán en la nevera, como elemento decorativo, sin que hasta
ahora se sospechara que fueran perjudiciales. PERO SON LETALES. Es peligroso
jugar con las fuerzas de la naturaleza y con las energías. Si tenéis algún imán,
quitadlo rápidamente y ponedlo lejos de cualquier alimento. Inexplicablemente el
Gobierno no ha dado ningún mensaje de aviso, pero gracias a Internet y la buena
voluntad de todos, podemos ayudarnos mutuamente.
Esto es una traducción algo aumentada de un correo muy similar en inglés. El uso
de la segunda persona del plural apunta a que esta traducción se origina en
España. El uso incorrecto de verbos y preposiciones, le haría merecer al autor
que alguien en Madrid le dijera- “este tío no tiene puta idea de lo que habla”.
Así que las radiaciones de los imanes,
¿No?… como si los imanes fueran radioactivos o algo así.
¿Fuerza
electromagnética de un campo eléctrico? ¿Campo eléctrico de un aparato? ¡Esto es
diarrea “electromagnética”! Curioso es cómo tanto disparate pueda caber en un
texto tan pequeño y que se requiera tanto más para rebatirlo.
Pudiéramos empezar por preguntarnos por qué son tan peligrosos los imanes
decorativos, tanto que debemos quitarlos inmediatamente y no así la junta
magnética que ya todos los refrigeradores modernos tienen en las puertas.
Debió sugerir que arrancáramos también
esa junta y calzáramos la puerta con una silla.
No es que la exposición a un campo magnetostático tenga efecto alguno sobre los
alimentos, como discutiremos más adelante, pero es que encuentro interesante
destacar que ese tal campo al que debemos temer, ni siquiera existe dentro de un
refrigerador. El asunto es, que en esto
del refrigerador opera un efecto llamado apantallamiento ferromagnético que
reduce a cero cualquier campo magnetostático dentro del mismo.
¿Ha tratado alguna vez de usar una brújula de mano dentro de un automóvil?
Habrá visto entonces que apunta en
cualquier dirección y es porque el acero de la carrocería distorsiona el campo
magnético terrestre en sus inmediaciones.
Algunas
aleaciones y compuestos de hierro, níquel o cobalto, como el acero de las
carrocerías y chapa de los refrigeradores, presentan lo que se conoce como
ferromagnetismo. Las celdas
cristalinas de estos materiales se alinean cuando se exponen a un campo
magnético, aumentando la intensidad del mismo en su interior y casi anulándolas
afuera.
En
un recinto rodeado de material ferromagnético no habrá campo magnético en su
interior aunque en el exterior existan campos intensos.
En la figura de abajo, a la izquierda,
se ve como el anillo ferromagnético
apantalla el campo magnético en el
espacio que encierra, como “absorbiéndolo” hacia su interior. De manera que en
el interior de un refrigerador ni siquiera obra el campo magnético terrestre.
Abajo, a la derecha, se ve como la chapa del refrigerador absorbería el
campo de cualquier imán decorativo.
No todas las radiaciones son capaces de dejar huella en la materia, sólo la
llamada “ionizante” es capaz producir cambios químicos permanentes.
Fue Albert Einstein el que sugirió que
la radiación sólo puede ser emitida o absorbida en forma de paquetes de energía
llamados “cuantos” y esto le hizo merecer el premio Nobel de 1921.
La energía de estos cuantos es proporcional a su frecuencia.
A frecuencias bajas, la energía de estos
cuantos es tan pequeña que resulta un continuo para todos los fines prácticos.
Por intensa que sea una radiación de baja frecuencia, no logrará nunca ser
absorbida por una molécula, ya que esta necesita un cuanto de energía mayor que
los que le estarían llegando en ese flujo. Sin embargo, una de frecuencia
suficientemente alta, si logrará hacerlo y esa entonces sería una radiación
ionizante. Ninguna radiación electromagnética producida por electrodomésticos,
celulares, microondas, televisión, etc. es ionizante. Sin embargo, una tan común
como la luz, si lo es. También son
ionizantes todas las radiaciones de mayor frecuencia, las que aparecen la
derecha de la luz visible en el espectro electromagnético, como es la
ultravioleta, los rayos X y los rayos gamma.
Curioso como de los imancitos en el refrigerador fuimos a dar a la mecánica
cuántica, pero sirva para explicar por qué un imán no puede interactuar con la
comida, ni poniéndoselo arriba.