Las Peñas del FOCSA

Por Armando Rodríguez

 

En aquel apartamento 17-G del FOCSA convivían celebridades de la vieja generación como mi madre, Cuca Rivero, que comenzó su vida artística con los albores de la televisión.  Vivía también allí una celebridad más joven, José María Vitier, que se había casado con Silvia, la hija de Cuca. El resto de los habitantes no serían célebres, pero sus círculos de amistades cubrían un amplio espectro en las artes y las ciencias.

 Lichi

Grupo OrígenesLa familia ampliaba aún más ese círculo. Los padres de José eran Cintio Vitier y Fina García- Marruz, celebridades literarias, y era sobrino de Bella García-Marruz esposa del poeta Eliseo Diego y primo del novelista Eliseo Alberto (Lichi) y del director de cine Constante (Rapi) Diego.  Por la parte de mi madre habían diez, entre tíos y tías, y todos trabajaban a un nivel alto en la cultura habanera.

 

Si a esto añadimos que el protocolo para acceder a ese céntrico apartamento no era complejo,  aquello estaba lleno de gente casi todo el día por uno u otro motivo, por uno u otro de los residentes o sus familiares.

 

Aquellas peñas eran tan frecuentes como informales ya que no recuerdo que jamás se convocara una. Todo empezaba por un ensayo de algo o alguna visita que coincidía con alguien que venía a pedir un saco para entrar al Restaurant Emperador, José se sentaba en el piano o sacaba la guitarra, los presentes empezaban a llamar a otros, que se aparecían con botellas… y aquello arrancaba.

 

La duración de estas peñas no era previsible,  recuerdo que en una ocasión no pude más y me tuve que ir a dormir.  Cuando desperté, ya amanecía, pero pude escuchar a José María cantando a dúo con Daniel Stolik… casualmente, un profesor de la Escuela de Física que yo había invitado. Me asomé y vi como una escena de campo de batalla, la peña se había reducido al dúo y si acaso otro más despierto, el resto dormía en las posiciones más inopinadas sobre sus asientos o en el sofá.

 

Un juego de cubilete podía degenerar en una peña, pero también lo contrario podía suceder. Ese cubilete de la Peña adquirió su propio argot.  Rapi introdujo aquello de… “que se te dé, tigre”, que solía emitir cuando algún contrario amenazaba con carabina.  Percibíamos que con frecuencia aquella frase solía malograr ese quinto Rey o As y terminó llamándose “El Maleficio del Tigre”. Cuando alguien iba ganando se decía, con un acento italiano pronunciado, que llevaba "Paso di Vincitore" . Además del cubilete, a veces, alguien decía de jugar al Diccionario y en eso consistiría esa peña. El juego era bastante intelectualoide, pero divertido. Alguien escogía una palabra rara en el diccionario y escribía su definición en un papel, el resto inventaba una definición tratando que ésta sonara a diccionario. Se recogían los papeles, se leían y la gente votaba por la que le parecía la definición del diccionario de verdad. Ganaba la definición que obtuviera el mayor número de votos, la gente se llegaba a afilar en esto tanto, que rara vez se acertaba la definición real.   Recuerdo que una vez alguien puso la palabra “epicurio”, su significado real ni lo recuerdo, pero sí que una de las definiciones fue la de “Lugarteniente de Atila en su campaña balcánica”… su autor se le quedaría para siempre el apodo de “El lugarteniente de Atila”.

 

Las Peñas podían entrar en una fase conversatoria en la que los participantes hablaban de sus experiencias o comentaban de cosas de las que estaban bien informados.  Por ejemplo, los temas histórico-literarios generalmente se tocaban cuando Fina y Cintio estaban presentes.


 

 

Text Box: Artemisa, Oye mi Tumbao

Artemisa, oye mi tumbao:

Invité al compay Trabuco
al monte a cazar jutías
El me dijo no sabía 
caminar por los bejucos
Yo le dije, yo te busco
un monte fino y espeso
El me dijo, no es por eso,
mira lo que a mí me pasa,
Es que tú te comes la masa
y a mí me dejas los huesos

Artemisa, oye mi tumbao:

Máximo tenía una leva,
se la regaló Simón,
que plancha sin almidón
y él a todas partes lleva.
Máximo no considera,
Que la leva pierde el brillo
Y parece un pajarillo
Volando de flor en flor
La leva perdió el color
De Guacamayo amarillo.

Artemisa, oye mi tumbao:

La vida es un tren expreso
Que camina leguas miles
El tiempo son los raíles
Y el tren no tiene regreso
En él se montan por eso
el bueno, el bobo y el serio
el vivo, el del ministerio
y el tren a todos complace
y en la parada que hace
los deja en el cementerio
tú ves?
Por eso me gusta Dios
Porque levanta parejo

Artemisa, oye mi tumbao
El género musical más frecuentemente recreado era el de la vieja trova… Sindo, Corona, María Teresa, Teofilito,  Ñico Saquito, El Guayabero y muchos autores casi olvidados, cuyas obras José María gustaba de recoger cuando visitaba a los viejos de las Casas de la Trova a lo largo y ancho del país.

Text Box: No Encuentro ya Placer
(Pepe Banderas)
No encuentro ya placer
Nada me inspira.
Quisiera ya estar muerto y descansar.
Y es que son tantos los Criminios de la vida.
Que mi alma no los puede soportar.

Si porto mi guitarra de momento,
para sanar, cauterizar la herida,
mi propio corazón, mis sentimientos,
se discrepan y me quieren trastornar.
Pero Dios, Astro, Sol, Luz y Elemento,
señorizan y me vienen a salvar.

Text Box: En Falso
(Gustavo Sánchez  Galarraga)
A mi pecho oscuro
se asoma tu rostro,
oh mujer que fuiste
mi primer amor.

Para ver curiosa
si no está cerrada,
la herida que abriste tú
en mi corazón.

Contempla la herida,
pero no la toques
con tu mano blanca
cual lirio de abril.

Mira que hay heridas
que cierran en falso
y si alguien las toca
se vuelven a abrir

Text Box: Ojos Malignos

Text Box: La Cleptómana
  (Manuel Luna y José Agustín Acosta)
Era una cleptómana de bellas fruslerías,
robaba por un goce de estética emoción.
Linda fascinerosa de cuyas fechorías
jamás supo el severo juzgado de instrucción.

La conocí una tarde en un comercio antiguo
hurtando un caprichoso frasquito de cristal
que tuvo esencias raras… y en su mirar ambiguo
relampagueó un oculto destello de ideal.

Se hizo mi camarada, para cosas secretas
cosas que sólo saben mujeres y poetas
pero llegó a tal punto su indómita afición
que perturbó la calma de mis serenos días.

Era una cleptómana de bellas fruslerías,
y sin embargo quiso robarme el corazón.
Jose recreaba estas canciones  subrayando la ingenuidad de sus letras y lo rebuscado de sus palabras, llegando incluso a inventarlas. Como era el caso de aquella de Pepe Banderas en la que se quejaba de que “Son tantos los Criminios de la Vida”.  No obstante, al mismo tiempo, solía  rendirle homenaje al talento musical de sus autores. Señalaba como sus armonías y síncopas se adelantaban a su época o alguna otra curiosidad que los elevara. Por ejemplo, solía demostrar, haciendo un contra-canto tarareado o en el piano, como era que La Cleptómana estaba escrita en la misma armonía que el Sueño de Amor de Liszt.

 

José María nos enseñó a disfrutar de aquella música al punto que aquellas canciones, que nunca fueron hits musicales en su tiempo, los eran en la Peña del FOCSA.  Una canción llamaba la otra, al punto que si se cantaba el “Dulce Embeleso”, detrás venía “Aquella Boca” y detrás  “Si llego a Besarte”.  A esto le llamábamos “La Trilogía del Beso”.Text Box: Si Llego a Besarte
(Luis Casas Romero)
Dicen que tus caricias
no han de ser mías...
que en mis amantes brazos
no he de estrecharte.

Y yo he soñado anoche
que me querías 
y aunque después me muera
quiero besarte.

Dame un beso y olvida 
que me has besado,
yo te ofrezco la vida
si me la pides.

Y si llego a besarte
como he soñado,
ha de ser imposible
que tú me olvides.
Text Box: Dulce Embeleso
(Miguel Matamoros)
El beso de tu boca tentadora
Que me diste embriagada de ilusión
Yo lo guardo como llama animadora
En el fondo de mi pobre corazón

Tal parece que hoy siento el mismo beso
En mis horas de insomnio resonar
Y el recuerdo de aquel dulce embeleso
me consume hoy la vida al recordar.

Text Box: Aquella Boca
(Eusebio Delfín)
Que dulce fue el beso
conque nuestra boca
encendió de amores
a otra boca en flor
cuando con el beso
toda el alma loca
milagrosamente
palpitó de amor.

Que dulce la boca
que ardorosamente
con besos ardientes
hicimos sangrar…
¡Ay! pero más dulce
es la boca riente
de aquella que nunca
pudimos besar...
.

Se recreaba también el “Feeling”, Miriam Ramos era un monstruo cantando a Frank Domínguez y el mismo César Portillo de la Luz estuvo repetidas veces en aquellas peñas… recuerdo que se empezaba a cantar alguna que otra cosa de él y alguien decía, “oye ¿por qué no vamos a buscarlo al Gato?” y para allá arrancaba una comitiva al Gato Tuerto de la Calle O y solían regresar con él. La peña se empezaba a ir por el “Feeling” más bien hacia su final y casi que se convirtió en costumbre cerrar con “El Milagro” de Juanito Márquez (que ya estaba prohibido en aquella época por haberse quedado en España). A veces la cosa se iba por lo clásico…  Sergio Vitier tocaba a Joaquín Rodrigo o Paquito d’Rivera su Adagio de Mozart en un pícolo y José cuando hizo su concierto, estas secciones clásicas solían terminar con una Tocata in Fuga que degeneraba en aquel tumbao que decía…

 

Ven a vacilar…

con Juan Sebastián …Bach

 

A veces la cosa se iba por el jazz y José tocaba el Entertainer o caía en lo romántico de “All the Things You Are” mirando a mi hermana Silvia que se derretía con aquello. Los episodios de jazz normalmente se mezclaban con el Bossa y se dejaban oír las cosas de Jobim y Chico Buarque.  En una ocasión, Mami hizo el cuento de que en uno de los primeros Festivales de la Canción el animador presentó a este último diciendo…”Y ahora, de Holanda, ¡nos llega Chico Buarque!” Al pobre hombre le habían dado un papel con el nombre completo de Chico. Después de aquel cuento, cada vez que iba a sonar algo de ese autor se rememoraba el cuento de mami.

 

Text Box: Los Frailes de San Benito

En un convento de frailes…
en un convento de fraileees…
de frailes de San Beni-ito
de frailes de San Beni-itooo
Por las mañanas temprano...
por las mañanas tempranoooo…

Todos se tocan el …(silbido)
fui, fui, fui, fui, fui, fui…fui, fui…
fui, fui, fui, fui, fui, fui…fui, fui…

Entre los frailes habíaaa,
entre los frailes habíaaaa,
había uno chiquiti-ico…
había uno chiquiti-ico…

Por no ser menos que naiden,
por no ser menos que naideeen,

También se tocaba el…(silbido)
fui, fui, fui, fui, fui, fui…fui, fui…
fui, fui, fui, fui, fui, fui…fui, fui…

Entera’o el señor obispoo…
Entera’o el señor obispoooo…
Mandó un reca’o por escri-ito,
mandó un reca’o por escri-itooo,

Y en el reca’o decíaaaa,
Y en el reca’o decíaaaaaaa,
Prohibido tocarse el…(silbido)
fui, fui, fui, fui, fui, fui…fui, fui…
fui, fui, fui, fui, fui, fui…fui, fui…

Text Box: Los Estudiantes Navarros

Los estudiantes navarros,
Cuando van a la posada-aaa,

Pinpón jódete cabrón
trae pan y vino, chorizo, jamón,
y porrón…

Lo primero que pregunta-a-an,
Lo primero que preguntaaan,

Pin-pon jódete cabrón
trae pan y vino, chorizo, jamón,
y porrón…

Donde vive la cria-da-a-a
Me … cago… endiós
Y si no tieneee criadaaaa

Pinpón jódete cabrón
trae pan y vino, chorizo, jamón,
y porrón…

Donde coño vive el ama-a-a
Me … cago… endiós
Y si no tieeene amaaa,

Pinpón jódete cabrón
trae pan y vino, chorizo, jamón,
y porrón…

Al carajo la posada-a-a
Me … cago… endiós

Hasta Coplas Madrileñas se cantaron en aquellas peñas. En ocasión de un congreso médico que se celebraba en La Habana, de carambola, no sé si a través de mi tía Blanquita que trabajaba en el ministerio de Salud Pública, se aparecieron en la Peña un par de médicos asistentes al mismo. Resultó que cantaban de lo más bien, venían de Santiago de Cuba y no sé por qué se sabían varias coplas de las Estudiantinas Madrileñas.  Después de aquello, a cada rato recordábamos aquellas coplas que eran comiquísimas. Aun creo que recuerdo un par de ellas, iban así:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No importa que genero se estuviera recreando, en un momento dado “se viraba la guitarra”, esta se convertía en tumbadora, el guaguancó tomaba por asalto la peña y…

Text Box: Yo me puse a descubrir

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Más de un par de manos podían irle arriba a aquella guitarra que llegó a largar el fondo en una ocasión.

Text Box: Don Jacinto Regresa de las Indias
(En una voz plana de locutor de noticiero español) 
20 años en la Indias Don Jacinto regresa a su aldea natal y no deja de sorprenderse de los cambios acontecidos.  Entra a la taberna y se sorprende de ver tíos descamisados con guitarritas y pelos largos. Camina por el parque y se cruza con otros tíos de similar estalaje y ademanes nada viriles. Siente un alivio cuando la virilidad asoma en la figura del alguacil. Se dirige a éste con aquello que le estaba royendo…
(En voz atenorada)
Me llamo Don Jacinto de Viñas Verdes y Alquizonde, nací en este pueblo pero partí hacia las Indias y recién regreso ¿Qué es lo que ha pasado en este pueblo?  Veo maricas por doquier...
El alguacil le corta casi ofendido…
(En voz de barítono)
No se preocupe Ud. Don Jacinto. En este pueblo…maricones, lo que se dice ma-ri-co-nes… el Señor Alcalde y este servidor ¿Esas? ¡No son más que unas pretenciosas!

Nunca faltaban en aquellas peñas los espacios humorísticos, Rapi Diego era especialista en cuentos de gallegos. Podía imitar los acentos madrileños y andaluces a la perfección. Un clásico suyo era el de Don Jacinto, del que hacía una verdadera creación.

 

Las palmas, sin embargo se las llevaba Sara González, la que según mi madre debió haber explotado ese talento en vez del de la canción política (mi mamá siempre tan ingenua).  La gente echaba las tripas con los cuentos y las actuaciones  de Sara. Recuerdo que una vez trajo a Virulo porque estaba haciendo con él una ópera humorística y aquello fue memorable.

 

Uno de los cuentos de Sara, era prácticamente silente, surgió como sátira a las  fotos del primer Carnet de Identidad,  para lo que se habilitaron fotógrafos improvisados en toda la isla y la gente solía salir muy mal. Eso en parte, porque se demoraban mucho y solían tomar a la víctima por sorpresa.  La escena era la de alguien ante uno de aquellos fotógrafos, éste le pedía una sonrisa, pero se demoraba. A la cara de Sara se le iba de a poco cansando la sonrisa e iba pasando por una de desconcierto hasta terminar en una de disgusto por la demora. El fotógrafo resuelve el problema que parece haber tenido con la cámara y le pide sonrisa de nuevo, pero la historia se repite. Las caras van acentuando aun más las expresiones. Una tercera y vuelve la sonrisa que se cansa algo más rápido esta vez, hasta que se oye un “CLICK” y Sara congela su cara en la peor de las expresiones… Lo sorprendente es que pudiera controlar todos sus gestos con la gente orinándose de la risa casi desde el principio.

 

Otro clásico de Sara el del duelo del Samurái grande con el Samurái chiquito. Los dos se enfrentan primero con palabras. Sara moldeaba su voz imitando a la perfección la banda sonora de una película de Toshiro Mifune.  Tonos de voz grave y agudos se alternaban en un crescendo de violencia hasta que Samurái grande alza su sable para partir en dos al pequeño, cuando se oye un “Pahh”… el Samurái grande muere de un tiro con cara de sorpresa y emitiendo una última jerigonza en japonés grave.

 

Otro que no se puede decir que haya sido un clásico como los anteriores, pues sólo lo contó una vez. No obstante tuvo reiteradas referencias en posteriores peñas. Iba así:

 

El conservatorio se preparaba para una tournée por provincias. Al efecto se confeccionaron algunas ropas para los distintos grupos que participarían. Sara dirigía a un cuarteto de femeninas, algo pasaditas de peso todas, en el que, además tocaba la guitarra y cantaba.  El resto de los instrumentos eran bajo, batería y nada menos que un fagot.  El vestuario provisto, para nada ayudaba a disimular el sobrepeso; una tela de toldo con las rayas horizontales.

 

Text Box: El Cubano y la Francesa: 

Aun fresca la escena del accidente, Monsieur le Commissaire,  tomaba declaración de una señora francesa ante el cuerpo desnudo e inerte del cubano que yacía al pie de aquel edificio de quince pisos…

¿Podría narrarme como se produjeron los hechos?
Estaba sentada en café La Seine en Montparnasse cuando entra él. Pude percibir que le causé cierta impresión porque exclamó “Gnó”, como parece hacen allá en Cuba y lo invité a la mesa, como hacemos aquí en París.  Después de una agradable conversación, él me invitó a un bar, como parece que hacen allá y yo le propuse ir a mi apartamento,  como preferimos aquí. Llegamos y mientras preparaba el coctel, él se fue a sentar en el sofá, como parece que es la costumbre allá y yo le propuse la cama como hacemos aquí. El sexo…. ¡Oh la la! C´est formidable!  Estábamos aun en la cama cuando llegó mon marí, yo le dije bonsoir, como hacemos aquí y él se lanzó por la fenétre, como parece que hacen allá...   

Llegó el día de su primera actuación en un pueblo perdido de Pinar del Rio y comenzaron con el número que traían ensayado. A pocos acordes de aquel comienzo, se deja oír la voz de un mal nacido desde el fondo del teatro...  ¡Gordaaa... suelta la bazooka!".  Se sintió el rugir de una gigantesca e irreverente risotada masiva.  Sara, candidata al Premio Galáctico de la Tabla, ordena un cierre, da tres patadas en el piso, le pide un break a la batería, tira un acorde y "Gorda... suelta la bazooca, gorda... suelta la bazooka... gorda”. En seguida, la batería cogió el tumbao, el bajo siguió a la guitarra y aquello terminó arroyando todo el mundo detrás de la gorda con el fagot. ¡Éxito total!

 

Mi rol en la parte musical de las peñas del FOCSA era exclusivamente el de oyente. Me encantaría haber tenido otro tipo de participación, pero el nivel musical de los intérpretes sólo me permitía cantar bajito y para adentro. Era en la sección humorística dónde único había logrado un papel histriónico. Aquellos cuentos eran verdaderas actuaciones y se repetían como se hacía con las canciones.  Era común oír - Sara haznos el de la foto - ahí iba Sara con su pantomima y todos nos volvíamos a doblar de la risa.

 

Pues resulta que logré colar en ese "hit parade" mi cuento del cubano y la francesa, ese que una vez hice sin mayores pretensiones y, para mi sorpresa, pegó. Algunos de estos espacios humorísticos podían terminar abruptamente cuando Sergio Vitier estaba presente: éste solía pasarse con los chistes cuando se pasaba de tragos.

 

No hay que confundir la peñas con las fiestas, que también hubo muchas.  En las fiestas se bailaba, en las peñas, no; en las fiestas sólo se oía música grabada, el piano permanecía cerrado y la guitara no salía del cuarto; las fiestas se convocaban  por algún motivo a celebrar y por último, solían tener más participantes que las peñas. Eran las fiestas las que causaban la irritación de nuestros vecinos de los bajos, dos ancianas de apellido Cuní que decían poder oír las patadas en el piso del bailoteo y que hasta se le movían sus lámparas colgantes.  Por bulliciosas y memorables que fueran aquellas fiestas, los pisos que separaban los apartamentos en el FOCSA tenían como un pie de hormigón armado, no creo que llegáramos a eso de poder mover lámparas.

 

Hoy considero que el haber vivido las Peñas del FOCSA fue un verdadero privilegio.  Como decía aquella canción de Vasilescu, recordar es volver a vivir y el escribir esto me ha permitido revivir aquellas noches inolvidables.