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Rabindranath Tagore y Bernoulli

Pienso que en la vida uno tiene más intervenciones ridículas que acertadas, sólo que de las primeras, por algún mecanismo protector de la cordura, uno tiende a olvidarse mientras que de las que salen bien siempre nos acordamos y hasta creo que inconscientemente, la enriquecemos y antes de que la memoria siga “enriqueciendo” la anécdota, quiero escribirla.

Mi familia es grande, mi madre era una de diez hermanos a los que mi abuelo, sabiamente procuró educación y puede decirse que eran conocedores de las letras, las artes y la música. Muchos de ellos se destacaron en sus profesiones. Mi hermana aunque estudió economía y era buena para las matemáticas se casó en primeras nupcias con un escritor loco y en segundas con un magnífico músico proveniente de una estirpe de ilustres y destacados poetas, escritores e historiadores. Yo fui de la generación que tuvo su adolescencia en los convulsos tiempos del principio de la Revolución Cubana, y esas turbulencias me sacaron del Instituto de la Habana y me arrastraron hacia el ejército donde mi facilidad con las matemáticas en medio de cohetes y radares hicieron prender en mí una gran pasión por la Física. Era el único en mi familia que había tomado por el rumbo de las ciencias.

Las tertulias eran frecuentes en aquel apartamento nuestro del FOCSA donde se daban cita destacados músicos y personajes de todos los rincones del arte. Yo, no sólo me sumaba a estas tertulias sino que las disfrutaba, tanto en el aspecto musical como en las conversaciones donde se discutían temas muy interesantes por parte de gente inteligente y generalmente muy bien informada. Mi participación en estas tertulias, era gris, apenas iba más allá del chiste ocasional, pues mi talento musical no es exagerado y sobre lo literario y artístico, lo más que podía aspirar era a formular alguna pregunta inteligente. Los temas que yo dominaba rara vez encajaban en conversación alguna y en el suceso extraño que esto ocurriera, sucedía entonces que no podía ir mucho más allá de los titulares que era hasta donde llegaba el interés de los presentes.

En una ocasión recuerdo que el suegro de mi hermana, destacado poeta, historiador y escritor citó a Rabindranath Tagore en un argumento literario que esgrimía. Fue entonces que hice aquella pregunta, esta vez no con la intención de participar en la conversación con una “pregunta inteligente”, sino sencillamente por no tener puta idea de quien era el personaje. ¿Y quién es Rabindranath Tagore? Se hizo un silencio… me miraron, se miraron unos a otros, como preguntándose, ¿que se hace en estos casos? Mi madre rompió el silencio y me dice: no puedo creer que no te acuerdes quién es Rabindranath Tagore. Dándole a la conversación un giro elegante, acorde al nivel de educación de los participantes, la tertulia se alejó de ese a otro tema. Mi madre se me acercó y bajito, me aconsejó que evitara hacer preguntas como esas pues me hacían lucir muy mal ante los presentes.

No es que no recordara, en mi vida había oído mentar ese nombre. Aquella humillación me pareció inmerecida, estaba seguro que yo conocía más de literatura que lo que los presentes conocían de física o de elemental cultura técnica, sin embargo yo era un inculto del que mi madre se abochornaba. Mentalmente repasé no menos de diez nombres de personajes de la literatura hispana... Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Unamuno,  Calderón de la Barca, Darío, Juan Ramón Jiménez, Bequer, Cela, Bueza… Me preguntaba cuantos hombres de ciencia serían capaces de enumerar esos asombrados de mi incultura. Me dije, esta tropa no conoce a ningún físico fuera de Newton, Einstein y quizá Galileo. Me contuve, cosa rara porque suelo ser un desesperado, quizá el estupor ayudó más que la prudencia, no alegué nada en mi defensa, tuve el tino de sencillamente esperar el momento propicio para devolver el golpe.

La tertulia tomaba un tema tras otro entre alguna que otra canción hasta que giró hacía el deporte y alguien mencionó la increíble curva de “Changa Mederos”, aquel que fuera pitcher de los Industriales, que no era dura pero si muy pronunciada…yo no entiendo como es que una bola puede curvear así. Entonces fue cuando me dije, esta es la mía… bueno, eso ya lo explicó Bernoulli. El jamo estaba preparado y alguien cayó como timba en la trampa… ¿Y quién es Bernoulli ese? … Zafra!… Y usted no sabe quien es Daniel Bernoulli? (Se estarían preguntando si se trataba otro pelotero, de un umpire o algún comentarista deportivo)... Pues sus aportes posiblemente tienen mucho más que ver con su vida actual que los de Rabindranath Tagore, fue el que le explicó al mundo la mecánica de los fluidos, en virtud de la leyes de esta mecánica es que se concibieron las alas de los aviones, los carburadores de los automóviles y se explican, entre otras muchas cosas, los lanzamientos de los pitchers en el baseball y hasta el remate del Ping-Pong. Le añadí que fue un personaje importante en la cultura de su época, de los que Pedro el Grande trajo de París a St. Petersburgo y fundó la Academia de Ciencias de Rusia. ¿Por que se me condena por no haber tenido la suerte de disfrutar de la obra de Rabindranath Tagore y ustedes todos se absuelven culturalmente aún desconociendo al sin duda no menos trascendente Daniel Bernoulli? Cultura básica es tanto conocer el Quijote o Cien Años de Soledad, como saber porqué el cielo es azul, que es el punto de rocío o poder enumerar los planetas del sistema solar.Nadie preguntó, pero estoy seguro que todos se cuestionaron su nivel básico.

Mi alegato dejó a la tertulia sin habla, nadie se decidía a decir nada, hasta que rompí aquel tenso silencio con... Y ahora... alguien me puede decirme ¿Quien es Rabindranath Tagore?