LICHI

No logro recordar cuando nos conocimos.  No sé si fue por Paco Chavarri, o si te conocí en una fiesta en casa de Isabelita, creo que así fue, ya tu me dirás.

Te pienso ahora, a cada instante, como eras entonces, un joven  lleno de convicciones y sorpresas,  encantador,  atractivo,  recio y suave a la vez, sin mostrarte completo,   como quien se reserva lo más bello y vulnerable.  Yo creí adivinarlo y desde entonces te quiero.

Te pienso ahora y mientras tu cuerpo se debate en juego desigual por la vida, el joven tú  camina frente a mí quitándome el sueño,  invitándome a pensar en esos años, en esos jóvenes que fuimos y que aún andan perdidos enalgún lugar de nosotros. A ese lugar quiero volver.

Anoche, mientras tu corazón se fatigaba y tus pulmones aún no se decidían a respirar, Lichi querido, estuviste conmigo toda la noche, riéndonos, cantando,  tú contando  historias,  yo oyéndote y haciéndote reír con algún cuento simpático de mi madre; tú tocando el piano, yo oyendo al músico que hubieras podido ser; tú recitando poemas de tu padre, yo pensando en que quizás algún día recitarías tus propios poemas, como en realidad fue. Tú comenzando un despertar, yo, sin querer, había vivido de pronto demasiado rápido.   Fueron aquellos días los que reviví.  En tus ojos ví a aquella muchacha que yo era, y se llenó de pronto un vacío.  Sin querer, ayer,  me revelaste algo que andaba buscando, a mí.

Hace algunos años  que andaba perdida y se que volverá a pasar, pero ayer me recordaste a aquella muchacha y  paladeé el encanto, el sabor, la incertidumbre de aquella adolescente.  

La persona que uno fue, la que quedó atrás, a la que no cambió la vida ni el tiempo, sólo existe en la mirada , en el recuerdo de los que la conocieron en ese instante de nacimiento.    Así estás tú en mí , y así me veo  yo en tus ojos.

El día en que no estés se habrá ido también un poco de esa muchacha que fui.  Por eso quizás viniste anoche a conversar de nuevo, a soñar juntos en todo lo que nos falta por vivir , a que pudiera verme joven de nuevo en tus ojos, a que no me olvidara de ti, de mí; a proponerme que la vida puede ser un buen lugar y que va a seguir apesar de nosotros.  

Viniste a verme para recordarme que de alguna manera te enlazaste a mi destino  y que si mueres algo de mí se va contigo.   También, mientras yo viva, algo de ti  vivirá a través mío.

Pero ayer eras sólo un joven y no pensábamos demasiado en la muerte.  Todavía habrían de suceder muchas cosas, aún no conocías a Charín ni me habías presentado a José María, éramos sólo un par de jóvenes buscando.

Ahora, mientras la vida juega a escaparse de ti,  no quiero dejarte ir,  quiero seguir hablando con ese joven, como si con ello pudiera retenerte, entretener la muerte y esperar  que llegue al fin el aliento suave de la respiración y que el corazón recupere su rutina, sólo entonces te dejaré ir.  Mientras, sigue caminando por mi casa, por aquella del Focsa, con tu camisa a cuadros, tus botas y un jean viejo, más bien grande.  Éramos felices entonces  y creo que lo sabíamos.  

Aún no estamos al final del camino, espera un poco,   no te vayas antes de que acabe  este cuento, si no estás tú no habrá quien pueda terminar  de contarnos la historia.   

Aún no es hora de irte, quédate un poco más,

Eso pido,

Eso imploro.

 

Silvia Rodríguez Rivero

20 de Julio 2011

 

Nota: Lichi es Eliseo Alberto Diego. Excelente escritor y novelista, hijo del poeta Eliseo Diego y primo de Jose María Vitier que es el esposo de la autora de este escrito.