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Las Elecciones en Cuba

Por Mandy (14-Nov-99)

Las preguntas de Alejandro Escalona en torno al plebiscito y su réplica al alegato de Castro sobre su sistema eleccionario señalando la ausencia de observadores internacionales, es válida. Sin embargo, no hacen falta observadores internacionales para poder concluir que es una farsa. Basta sólo analizar sus reglas para llegar a esta conclusión.

Para empezar, en ningún momento el principio del partido único se sometió a votación, la elecciones en Cuba sólo eligen a quien ocupa los cargos del llamado Poder Popular.

La pregunta de ¿qué poder tiene el Poder Popular? es una buena pregunta. ¿Puede su máxima instancia poner o quitar miembros del consejo de ministros? Claro que no, ni siquiera los Ministros pueden escoger a sus Vice sin que lo apruebe el Buró Político del Partido. Ni siquiera puede proponer a los Candidatos, y en la práctica siempre se le escoge a alguien que antagonice algo con él para que no pueda nunca erigirse en líder. El verdadero poder está en el Partido, ese es el que pone y quita Ministros, directores de empresa, delegados y a la madre de los tomates, ¿y a ése qué?… ¿lo elige el pueblo?

Bueno, pudiera argüirse que el Presidente del Poder Popular sí que tiene poder, es el mismísimo Fidel Castro, claro que éste, además, tiene otros “cargos” entre los que están, obviando el centenar de cargos honorarios, el de Secretario del Partido Comunista de Cuba, el de Presidente del Consejo de Ministros y el de Comandante en Jefe, ninguno de los cuales los tiene por votación popular alguna. Por lo que su enorme poder no puede siquiera ser asociado a ese cargo de Presidente “electo”, que sólo le sirve para figurar en las “Cumbres” de Jefes de estado con un título más aceptable. Pero no obstante, para demostrar por reducción al absurdo, vamos a suponer que sí, que en efecto el poder lo tiene la persona que ostente ese cargo de Presidente que se obtiene a partir de un proceso eleccionario.

En las elecciones de Cuba no se vota directamente por ningún candidato a la Presidencia, el ciudadano sólo puede votar por el “Delegado de su Circunscripción”, los delegados electos eligen al del Municipio, el proceso sigue en la Provincia, la Asamblea Nacional y ésta elige al Presidente. Dice Castro que es un método eleccionario como tantos y tan válido como cualquiera. Lo más triste es que hay quien acepta esto que no resiste el análisis más superficial. Es como si en E.U., los ciudadanos sólo pudieran elegir a su comisionado de distrito, estos eligieran al alcalde, los alcaldes al gobernador del estado y estos al presidente. Es peor aun, un comisionado de distrito tiene mucha más autoridad que un delegado de circunscripción y si quisiéramos detallar mejor el símil, tendríamos que derivar del mismo proceso eleccionario al  Congreso y al poder judicial.

Cierto es que para llegar a la presidencia  hay que salir electo como delegado en alguna circunscripción, pero… ¿cual es la de Castro?  Pues la de una aldea perdida en las montañas orientales, cuyo nombre ni recuerdo, donde apenas habrá un centenar de habitantes, que difícilmente pueda argüirse, sin tener la cara de hormigón armado, que sean una muestra representativa de nada. Pues bien, son esos los que cada cinco años eligen a Fidel Castro entre algún grupo de infelices candidatos locales, que me imagino el Partido les oriente a postularse para que pueda haber elección.

Después existe el riesgo formal de que no saliera electo en el Municipio. No hay tal riesgo, baste analizar quienes pueden ser los otros delegados electos. Los candidatos se eligen en las asambleas de circunscripción, por proposición directa y abierta, allá quien se atreva a proponer a algún disidente. Pero supongamos que es un disidente en su interior, y su condición aún no ha trascendido y además ocurriera el accidente de que éste sea propuesto. ¿Cómo es que esta persona trasmite al electorado sus ideas y lo que se propone hacer como delegado? pues no puede, sólo se le autoriza publicar en un mural que muy pocos se detienen a leer, su biografía. No se puede hacer alusión a programas de gobierno local, intensión de solución de algún problema de alcance local, nada, eso es “politiquería del pasado”, sólo se permite una biografía de 300 palabras.  De manera que el ciudadano cuando va a las urnas sólo le queda el “Tin-Marín”.

Pero hay más en esto ¿Que poder tiene este Delegado? Ninguno, no puede conseguir ni un saco de cemento con la autoridad que emana de su cargo. El delegado es la primera instancia de todos los problemas irresolubles de la necesitada población cubana y lo más que puede hacer es echarse a llorar junto con el demandante ¿Cuánto gana este delegado por este triste rol? Pues nada adicional a lo que este ganando en su trabajo. ¿Entonces quien puede aceptar que lo propongan para semejante cargo? Algún militante como tarea  del Partido, algún retirado infeliz con miedo a decir que no. ¿Porque entonces la gente se molesta en ir a votar? Cualquiera se podrá ir explicando ya porque es que bastan los “Pioneritos” para custodiar las urnas, ¿verdad? Pues, ese día normalmente es uno en que no hay trabajo, los Comités de Defensa observan cuidadosamente todo aquel que no comparece a las urnas, para tocarle en su casa e increparlo a que vote, si la persona piensa que tiene algo perder, es mejor que vaya. Pocos se arriesgan a escribir alguna protesta en la boleta o siquiera a dejarla en blanco, además para qué, eso no va a trascender a nadie, lo más seguro es el “Tin-Marín”.

Una vez que Fidel Castro sale electo en Remanganagua, ya del resto no tiene que preocuparse. El método eleccionario, no sólo sirve para reelegirlo a él, sino que funciona también para toda la nomenclatura que él quiera que le sirva de claque en la Asamblea Nacional.  Por ejemplo, entendió que hacía falta en dicha instancia un miembro que "representara" al gremio de la computación y que, claro está, fuera de probada lealtad al régimen, como por ejemplo, Fernando Arrojas, director del ICID (Instituto Cubano de Investigación Digital). Eso no fue demasiado difícil, se buscó un pueblo chiquito, en ese caso fue Bágauno, que tendría un centenar de habitantes, se le orientó al Partido local que lo eligiera allí, al resto de los niveles se les aplicó el mismo procedimiento y voilá... un magnífico representante de la computación en la Asamblea Nacional. De la misma forma llegaron a esta Asamblea la bailarina Alicia Alonso, el canta-autor Silvio Rodriguez, el boxeador Teófilo Stevenson, etc., quedando así "debidamente representados" todos los sectores del país. De manera que cuando la asamblea apruebe por unanimidad y aclamación cualquiera de sus iniciativas afirmará, sobre esta base, que el pueblo respalda en un 100% su gestión de gobierno.

El mecanismo para des-elegir a un miembro que “traiciona a la Patria”, es mucho más simple, no requiere de la intervención de votante alguno. Esto garantiza que ningún miembro de la Asamblea Nacional, vaya a “cambiar de opinión” durante el ejercicio de su término.

Observadores internacionales para qué, es obvio que esto sí que es democracia!