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Las blob-erias del blob
por Paquito Bango
Mandi:
Hoy me metí en los cuentos de física… me parecen fascinantes. Lo del Cabo es un banquete, recuerdo en Cuba que hiciste el cuento de cuando ambos estaban en la CUJAE y como “te trajiste” al Cabo a Física. Yo tengo mi anécdota de un examen con el Cabo, el primero de dos que hice con él, pero eso lo dejo para el final.
Hay cuentos que no me son familiares pues no fueron de mi época, Yo estuve del 68 al 72. Fue el primer (y creo único) curso en que la carrera la limitaron a 4 años. Ese curso, gracias a uno de los multiples arrebatos del coma-andante y un re-ajuste de los programas, fue exonerado del obligatorio semestre de Marxismo-Leninismo que era plato obligatorio en todas las carreras universitarias.
Recuerdo al empezar, en Sept-Oct del 68 nos reunieron en el “Aula Magna” de la escuela (daba hacia la cafetería donde de vez en cuando vendían yogurt de limón) y el director de la escuela, Eliodoro Medina, nos explicó el “modus operandi” de la escuela. Nos aclaró que de los 250-y-tantos que habíamos matriculado, solo 8-10 de este grupo que estábamos sentados ahí en ese momento llegaríamos a graduarnos, junto con otros 4 o 5 mas que nuestro curso “iria recogiendo por el camino”.
Medina nos explicó que a la mitad del 1er semestre, aproximadamente la mitad ya eran considerados como un “suspenso-tecnico”, es decir, alumnos que ya se veía que no iban a “dar la talla” y que la escuela se sentía en la obligación de evitar el esfuerzo innecesario que haría mas daño que bien al alumno. Esos infelices eran “reubicados” en un primer año “paralelo” llamado “Primero-B” que era como un “Plan Remedial” con un ritmo mas suave en la enseñanza y que los prepararía para “repetir el primer año” con más chance de aprobar en el curso que viene.
Recuerdo sus palabras textuales: “No queremos que se repita eso de ver estudiantes saliendo de la beca en 12 y Malecón y recogerlos caminando desnudos por el Malecón”…. Y agregó: “Mucha gente dice que la razón de la existencia de la escuela de Psicologia es la existencia de la escuela de Física”.
Creo que después de ese “Discurso de Bienvenida” de Medina, muchos tomaron el buen consejo y “recogieron los cheles” y se fueron a otras carreras pues cuando empezaron las clases ya vi que faltaban algunas caras de las que habían estado en la preparación militar y el trabajo voluntario que siempre precedía al inicio de cada curso.
Recuerdo ese primer año como si lo estuviera viendo ahora. Las clases eran en un aula del 2do piso que era el aula mas grande de la escuela, creo que estaba exactamente arriba de los laboratorios de estado-solido, en el ala opuesta al taller de mecánica y el fondo daba al ya mencionado parquecito donde vendían el yogurt de sabor.
Al principio el aula estaba abarrotada, incluso con gente de pie al final del aula, en cuestión de semanas fue disminuyendo, primero no habia gente de pie, luego sobraban los pupitres, más tarde cuando llego el “knock-out tecnico”, nos pasaron a un aula mas chica donde cabiamos los 60-80 que habiamos quedado y dejaron esa aula grande para… Primero-B.
Había todo tipo de excusas para dejar la escuela: ”Demasiada teoria”; “Me gusta la ingeniería”; “Aqui la gente se ha vuelto loca”; “En Biología hay más jevitas”. En fin, la gente se iba dando cuenta que aquello era “al duro y sin guantes”, donde se medía la capacidad, el genio, la inteligencia y por supuesto la locura de aquel infeliz al que se le habia ocurrido hacerse físico.
La gente se iba como caen los marañones maduros al suelo en una ventolera.
Una noche que ya la escuela estaba cerrada, yo juré frente al ángel de mármol que habia en la entrada principal que sólo saldria de la escuela si el ángel se bajaba del pedestal y me cerraba la puerta tras de mí. Creo que sin ese tozudo juramento, no hubiera podido graduarme dentro de mi grupo como advirtió Medina en aquella primera noche.
Yo siempre fui un alumno de los que sobrevivian los examenes, nada más. Sacar 3 (aprobado) era un éxito, ponchar e ir a extraodinario era una jugada de lo más común. Lo más bajo que caí fue un arrastre de Mecánica Cuántica de tercer año que lo logre sacar en el 4to. Como dijera un profesor de Análisis I y II (Mario Martinez creo que era su nombre) “Bango… Está aprobado… pero ha habido que aplicar bastante “tirabuzón” para ayudar que salieran las respuestas ok?” era un viejito encantador.
En mi grupo habia gente verdaderamente brillante. Roberto Martinez-Brunet, Walterio Paradela, Luis Lois, Oscarito Ares, Julio Cartaya y otos más cuyos nombre no recuerdo pero veo sus caras perfectamente.
Había un profesor, de Optica, que era Portugués, se llamaba Alvaro Miranda en el “bajo mundo” de los estudiantes “barcos” al cual yo pertenecia, lo llamabamos “CANGACEIRO” o “Antonio Das Mortes” por su acento portugués y una pelicula brasileña que llevaba por titulo “Antonio Das Mortes: Matador de Cangaceiros”. Miranda era uno de esos intelectuales europeos que estaba “enfatuado” por la imagen (virtual) que el coma-andante arroja al extranjero sobre “el proceso revolucionario”. Había ido a Cuba creo de voluntario a dar clases y me imagino que tambien por la aventura del caribe. Había dado clases en Oxford y su perplejidad ante todo lo bueno y lo malo que ocurría en la Cuba de la época era un banquete para “la mafia de la escuela”.
Sergio Insua. Quien no recuerde a Insua no estuvo en la escuela de Física. Hipnotizaba a izquierda y derecha. Pinchaba con agujas y controlaba la sangre. Cada vez que Insua hacia una demostración, las aulas se vaciaban y ahi iba el tumulto. Se decía que Insua trabajaba en la sala de quemados del hospital Clínico-Quirúrgico que creo está en la Avenida 26 cerca de la Ciudad Deportiva. Dicen que la sala estaba llena de pobres infelices llenos de quemaduras dolorosas pero que gracias a la hipnosis de Insua todos decian sentirse “perfectamente bien”.
Insua era todo un personaje. Aún los más incrédulos sucumbían ante sus demostraciones, aspiraciones a pleno pulmón de Amoniaco, aplicaciones de 110 Volts en los brazos (dos electrodos, nada de trucos), las perforaciones con agujas que él esterilizaba, y si todo eso fuera poco Insua era mago y un buen mago por cierto. En su ética hipnotista nunca hizo un truco de magia cuando hacia una demostracion de hipnotismo. Siempre decía que habia aprendido magia para poder discernir lo que era truco de lo que era cierto cuando veia una sesión de hipnotismo. Recuerdo una de sus magistrales demostraciones en tu casa y otra que fue posiblemente la mas grandiosa en el teatro de la escuela de psicología donde le “pegó” las manos a muchisima gente del publico.
La escuela estaba llena de personajes, lamentablemente los que se quejaban de la falta de jevitas tenian la razón, no se podia comparar con química, psicología y mucho menos Biología que era conocida como “el camión de la carne”. Yo recuerdo solo dos o tres nenas en toda la escuela que eran “material de primera” pero como buen caballero me reservaré sus nombres y anécdotas. Sin embargo hay que reconocer que había un gran numero de muchachas que estaban bien y que eran extraordinariamente simpaticas y fantasticamente “buena-gente”, como diría un americano “VERY COOL”. Tampoco menciono nombres para no decir quién pertenecía a que grupo y quién no.
La anecdota del Cabo que dejo para el final fue una vez que me examinó (extraordinario) de termodinámica en 2do año, el profesor era Arturo DaCosta y Cabo era asistente y examinaba tambien. Despues de la entrevista y cuando me tenia que dar la nota parecia que no estaba muy seguro de como manejarla o le daba pena decirme “Bango, estas ponchado”. Recuerdo su discurso suave y cuidadoso, preguntándome SI A MI CRITERIO “No seria mejor volver a prepararme y lograr un mejor conocimiento de la asignatura”. Nunca me dijo que estaba ponchado, que tenía que ir a extraordinario, que estaba “encueros” y que si no me daba pena presentarme así en un examen. El Cabo, con un guante de terciopelo, me preguntaba a mí qué era lo que yo creía que era lo mejor para mí y para la termodinámica. Yo le dije que habia ponchado (como buen barco) la Mecánica Clásica (oscilaciones pequeñas, tres veces la examiné y tres veces me salió esa mierda) con Miguelito Ramos y que si ponchaba Termodinámica perdía el año. Cabo, incapaz de cargar con semejante cargo de conciencia me dio un 3 inmediatamente. Yo salí de ahi sintiéndome mal pues la inocencia del Cabo es algo apabullante. Por suerte para mí, en cuarto año tomé una asignatura electiva que era Electrodinámica Clásica II y tambien examiné con Cabo que me dio un tres también pero honestamente ganado, al punto que Cabo se acordó del episodio ocurrido años atras y me dijo: “Ahora sí tienes un tres de verdad”.
Solamente saqué dos 4 (notable) uno fue en electrónica contigo en 3er año y el otro en 4to año en algo que se llamaba “Métodos Matemáticos de la Física”, todo lo demas fueron 3 y la mayoria de ellos con tirabuzón.
Fueron tiempos hermosos, en parte porque lo fueron y en parte porque tener entre 18 y 22 años y estudiar en la Colina era hermoso.
Un abrazo… Paco