Encuentro con la Robótica

 

Encuentro con la Robótica, capítulo 1: Marcelino, el ubicado

Aunque la mayor parte de los ingresos de personal a EICISOFT eran eventos fortuitos, hubo excepciones. El socialismo establece el "derecho al trabajo", de manera que el gobierno está obligado a buscarle ubicación a todo estudiante que se gradúe en algún centro de trabajo. Esto de la ubicación se hacía a criterio de la burocracia del Ministerio del Trabajo, resultando muy frecuentemente que tanto el número de graduados como las especialidades estudiadas tuvieran poco o nada que ver con la demanda laboral de los centros a donde eran ubicados. Tanto Villo ( Antonio Evidio Díaz, director de la empresa EICI, en cuya plantilla figurábamos)  como el Lage (Marcos Lage, ministro del SIME) reconocían que el éxito de EICISOFT radicaba en la selección de su gente y se nos exceptuaba de este mecanismo absurdo de la economía planificada. Si bien nunca nos ubicaron a nadie, a cada rato nos enviaban, a modo de prueba, algún "ubicado" que le llegara a nivel de empresa o Ministerio.

A person sitting in a chair

Description automatically generated with low confidenceAsí me llegó un buen día de 1985 Marcelino Gutiérrez, que venía graduado de Ingeniería Electrónica de la URSS. Venir graduado en Electrónica de "allá" no representaba una credencial demasiado reputable, ya que sus cursos universitarios estaban aún más atrasados que su ya bien atrasada industria electrónica. No obstante, durante su período de prueba, Marcelino encajó en el grupo. Sus deficiencias técnicas las compensaba con vergüenza y esfuerzo personal. Además, por mi amarga experiencia en la Universidad, ya sabía que en el medio cubano no se podía vivir de espaldas al mundo socialista sin que se nos empezara a acusar de desviados políticos, algún negocio había que iniciar con alguna entidad de ese mundo y Marcelino podía jugar un papel importante en eso.

Aunque esto jamás se pudo hablar de manera explícita, pienso que tanto Villo como Lage  veían la relación con el Campo Socialista como un mal necesario y cuando llegó del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica) la "invitación" a participar en su recién creada Interrobot, ésta bajó como papa caliente hasta caer en mis manos. Aunque se engolaba la voz para hablar de su importancia, no creo que nadie esperara resultado alguno de aquella reunión. Al contrario de las misiones a Japón donde me llovían los encargos e instrucciones, de aquella sólo se me dijo que era "exploratoria". Fue Marcelino el que me acompañó a Budapest para aquella primera participación en Interrobot de 1986.

 

Encuentro con la Robótica, capítulo 2: Los búlgaros, los KAMunistas

Budapest resultó más agradable de lo que yo esperaba. El socialismo húngaro admitía bastante actividad económica privada, lo que hacía que se viera la abundancia y diversidad en la oferta minorista que en Cuba había desaparecido desde la Ofensiva Revolucionaria de 1968. ¿La reunión? Ésta fue mucho más aburrida de lo que esperaba; su idioma oficial era el ruso y estaba presidida permanentemente por la delegación de la URSS, así era todo en el CAME. Se repartieron gruesos documentos en ruso que describían proyectos conjuntos y la reunión consistía en revisar las cifras asociadas a los mismos, aquello me resultaba vomitivo. Marcelino hacía como que me traducía, pero realmente comentábamos sobre la inutilidad de la reunión. Sin embargo, si bien la reunión como tal para nada sirvió, uno de sus recesos fue altamente productivo. Fue el que siguió a mi intervención, en la que expliqué nuestros proyectos en CNC con el tornito y aquello de la cámara que permitía pasar directo del plano a la pieza o copiar un perfil. Se me acercó uno de los participantes, que se identificó como Valko Mitev, el Director del complejo industrial KAM de Plovdiv, Bulgaria. Lo acompañaba un personaje que se presentó como "Yuri" que le traducía del búlgaro a un perfecto "cubano". Yuri pasó muchísimos años en Cuba y sin dificultad alguna nos pudo explicar que KAM fabricaba robots para montaje industrial, que su mecánica era buena pero los controles eran "mierda", que estaban pensando en importar unos de Alemania Federal y que quizá le pudiéramos poner a esos la "visión" que le habíamos puesto al tornito para la próxima Feria de Plovdiv en el verano de 1987. Haciendo gala de una osadía rayana en la demencia y sabiendo que lo de las imágenes no podía salir del ambiente NEC, le dije que estaba seguro de que en EICISOFT podíamos hacer, no sólo la parte de visión sino el control completo con aquellas NEC de 16 bits, ¡En esos mismos seis o siete meses!  Mi demencia resultó contagiosa y tanta hubo en mi propuesta como en su aceptación. En contraste y casi en protesta por el papeleo inútil de aquella reunión, nuestro protocolo consistió en una carta de intención que se redactó en español sobre unas servilletas que intercambiamos con nuestras firmas.

 


 

Encuentro con la Robótica, capítulo 3: Otra Exploración

Muestra de que, ni mi jefe directo, Villo, ni el ministro, Marcos Lage, le tenían mucha fe a lo del CAME y la Interrobot, es que me enviaron a otra exploración y por eso es que no regresé de Budapest directo a La Habana, como Marcelino, sino que fui a encontrarme con Villo en Vitoria, país vasco, pues la EICI estaba iniciando negocios de máquinas herramientas con una compañía pequeña del lugar, cuyo nombre no puedo recordar, pero que estaba relacionada con otras mayores como Lealde y Fagor. Mi presencia allí no tenía objetivos demasiado definidos, era una mezcla de asesoría, estudio y exploración. La visita fue interesante; nos dio la oportunidad de ver, por ejemplo, una fábrica robotizada de la Mercedes Benz que fabricaba allí paneles (vans). También, en instalaciones de esa firma cuyo nombre no recuerdo, pude ver tornos CNC fabricando balas de cañón. Se trataba de un encargo para Irán, me explicaron a sotto voce, -pero esas mismas se la hemos vendido a Irak-, me decían, jactándose de su picardía, por aquello de estar vendiendo armas a ambas partes del conflicto. Fueron pródigos en atenciones y nos tenían gran simpatía política por representar, de cierta forma, al gobierno de Fidel Castro.

Estos vascos iban más allá del antiamericanismo típico en España, ya que no sé si sólo simpatizaban o es que pertenecían a la organización terrorista ETA. Ya en los últimos días allí nos llevaron a una venta (una casa que funciona como pequeño restaurante) en las afueras de Vitoria, donde se daban cita personas que vitoreaban la voladura en 1974 del entonces primer ministro Luis Carrero Blanco y cantaban a coro canciones en éuscaro con loas a la ETA. Hasta hubo que participar en un brindis que maldecía a Estados Unidos y exaltaba a Castro, pero también a ETA. Sobre la "exploración", esta arrojó que no podríamos ser otra cosa que clientes, ya que para esos vascos éramos, en un final, "gente de las indias", que a lo más que se podía aspirar era a que usáramos sistemas que prepararían para nosotros al estilo "llave en mano". Hasta cierto punto, me alegré de no tener que seguir ningún proyecto que me obligara a compartir tiempo y/o espacio con estos atorrantes.

Encuentro con la Robótica, capítulo 4: De aquel Contrato en una Servilleta…

De regreso en Cuba nadie podía creer que, de aquella reunión de Interrobot, pudiera haber salido algún resultado concreto y hubo sorpresa cuando, al mes de aquello, llegó un embarque procedente de Plovdiv con un robot tipo SCARA. ¿Cómo organizar a un team para acometer semejante proyecto? no tenía la menor idea, pero ni falta que hizo. El team del robot se auto-organizó y cada uno de los participantes, que no recuerdo siquiera haber escogido, fue encontrando su lugar en el proyecto. El robot traía su armario de control que supuestamente debía servirnos de guía para el desarrollo del nuestro, pero el piquete de EICISOFT estaba aún más loco que su jefe. Arrinconaron aquel armario hacia una esquina y como hormigas se le entró a aquel proyecto, unos diseñaban tarjetas para leer los encoders, otros las de potencia para mover los motores y así nos repartimos los algoritmos de los servocontroles, el coordinador de movimientos en tres dimensiones, el intérprete del lenguaje de programación y el tema de la visión, que fue el inició todo esto. Pienso que terminé dirigiendo el proyecto sólo porque la tarea en la que mejor encajé fue, aparte de la visión, la de diseñar el lenguaje de programación y escribir su intérprete, y siendo éste el módulo de más alto nivel en software lo era también en la jerarquía del proyecto.

7/17/2022

 

Encuentro con la Robótica, capítulo 5: El Desafío

Ni el HERO-1, aquel robotcito de juguete que Villo insistió en comprar, ni el tornito EMCO,  un pequeño torno CNC educativo con que Marcos Lage nos motivaba en la dirección de la mecánica, constituían para esto antecedente alguno, ahora sí que se trataba de un robot de verdad y a cada paso nos sorprendíamos de las maravillas técnicas de ese mundo al que nos asomábamos; los motores con super imanes de tierras raras, los husillos de bolas sin juego, los encoders, los resolvers...

Recuerdo que en la documentación había algo que Marcelino traducía del ruso, sin más, como "reductor de onda"... ¿qué rayos era eso a lo que se hacía referencia como algo tan obvio que no requería de mayor explicación? En los planos mecánicos, la proyección en planta aparecía como un círculo y en elevación como una caja. Pensábamos que se trataba del bloque esquemático de un mecanismo altamente complejo y que se mostraba así por simplicidad o quizá por ser "secreto". Cansados de especular sobre la misteriosa componente nos atrevimos a desarmar una de las articulaciones para desentrañar el misterio del "reductor de onda". Cuál no sería nuestra sorpresa al descubrir que dentro de aquellos dos cilindros que encajaban uno dentro del otro como una caja de sombrero con su tapa y que pensábamos ocultaba complicados sistemas de ejes y piñones planetarios, había un ejecito con dos patines. A los pocos días, tras intensas búsquedas bibliográficas sobre la mecánica y el control de robots, apareció la teoría detrás de los Harmonic Gears o los Strain Wave Reducers A cada vuelta del patín, el cilindro exterior avanzaba sólo la diferencia entre el número de sus dientes con el número de dientes del cilindro interior, de manera que el exterior tenía 100 dientes y el interior 98, aquello reducía de 50 a 1, sin necesidad de piñones y sin juego, la quijadas eicisoftianas no pararon hasta el piso.

 

Encuentro con la Robótica, capítulo 6: El Misterio de la sinergia

Era Lista el único que había estudiado la teoría del control automático, pero no demoró mucho en que ya se oyera discutir en círculos más amplios sobre los PID (controles Proporcionales-Integro-Diferenciales) y algoritmos adaptativos como si se tratara de viejos expertos en el tema.

Una muestra de lo rápido que se asimilaba la robótica en EICISOFT fue aquello del “multiplicador. La exactitud en el posicionamiento de la herramienta de un robot está limitada, entre otras cosas, por la resolución de sus sensores de posición. En el caso del SCARA búlgaro, estos eran encoders ópticos del tipo relativo con unas mil marcas por vuelta.

En EICISOFT nada con tornillos quedaba sin desarmar y aquellos encoders no fueron una excepción. Una idea por aquí y otra por allá, hasta que se terminó cambiando el pequeñísimo circuito que tenían adentro, por uno que, basado en la detección de fase, podía multiplicar hasta por ocho su resolución original. Esto era el "multiplicador".

Los búlgaros estaban desarrollando un tipo de robot al que llamaban Direct Drive, que al no tener reductores requerían encoders con una mayor resolución. Conociendo de nuestro invento, nos mandaron un ejemplar de encoder de alta resolución que una firma de Alemania Federal acababa de sacar al mercado, para ver si podíamos aumentarla aún más. Cuan sorprendidos quedamos todos cuando al abrir aquel encoder de alta resolución nos encontramos con que no íbamos a poder introducir nuestra modificación porque ésta, estaba ya introducida... ¡la tal alta resolución la lograban haciendo lo mismo que nosotros!

Por un lado, el “multiplicador” que creíamos haber inventado, no sólo estaba patentado, sino producido, catalogado y distribuido; pero por otro, aun cuando no pudimos esta vez darle alante al mercado, tampoco estuvimos tan lejos.

Encuentro con la Robótica, capítulo 7: Cual Rompecabezas…

Ante la perplejidad de todos, aquello iba tomando forma y esto incluía a los técnicos búlgaros, que en cada visita veían incrédulos como aquel reguero de proyectos, aparentemente inconexos, iba encajando sin que existieran documentos de planeamiento con rutas críticas ni diagramas jerárquicos. A tres semanas de la Feria de Plovdiv, las tarjetas de PWM (Pulse Width Modulation) movían los motores, mientras otras podían ya leer los encoders y pasar esta información a la NEC, donde los programas con los algoritmos de PID eran capaces de mover las articulaciones sin oscilaciones en régimen muy cercano al crítico. Ya los módulos de coordinación en el intérprete eran capaces de colocar el gripper (mano o tenaza del robot) en cualquier punto de su espacio accesible. Por otra parte, el software de visión ya podía localizar, identificar y caracterizar objetos en el campo de visión de una cámara de video que se movía con el brazo. Eso de que la cámara fuera móvil introducía una gran complejidad algorítmica, pues su sistema de referencia se trasladaba y rotaba junto con el brazo. Esta fue una de las muchas innovaciones que se habían generado con este proyecto.

Encuentro con la Robótica, capítulo 8: La Feria de Plovdiv

Osmel, (ingeniero en control automático y las más reciente adquisición de EICISOFT) yo tuvimos que salir hacía Plovdiv sin que aún el intérprete, la visión y el servo control encajaran completamente; el software debíamos terminarlo allá. Una vez en Plovdiv no tardamos en darnos cuenta que, "oops", en lo precipitado de la partida, las fuentes que se copiaron para que nos lleváramos no se correspondían con la última versión compilada. Eran los 80 y aún no podía enviarse nada así por teléfono, de manera que había que resolver con lo que se tenía. Años después la película Apollo 13 me recordaría aquella situación: "Havana, we have a problem". Sólo podía recompilarse el módulo de visión que había copiado yo mismo, de manera que los arreglos necesarios se tuvieron que hacer desde ese módulo. Esta situación obligaba a que el movimiento no pudiera activarse hasta que el módulo de visión no inicializara correctamente todas las variables del servo control. En otras palabras, el robot tenía que "ver" algo antes de moverse por primera vez. Un error en esta secuencia producía movimientos de aparatosidad y brusquedad tales que rompían los topes plásticos y hasta movía la mesa de acero en el que estaba montado.

 La Feria de Plovdiv estaba a punto de comenzar, pero aún se esperaba la llegada de Todor Yivkov. Este era el Primer Secretario del Partido Comunista Búlgaro, así como otros tantos cargos, típicos de los jefes de estado comunistas. Yivkov se demoraba esperando por su invitado y homólogo de la vecina Rumania, Nicolae Ceaucescu. En el tedio de la espera y temiendo un recalentamiento debido a la deficiente ventilación del armario, ese que ocultaba el detalle capitalista de la NEC que KAM prefería no exhibir, cometo el error de apagar el sistema. De pronto, se anuncia la llegada de Yivkov… al desatarse el corre-corre y el desatino, violamos aquella secuencia absurda, provocando que el SCARA nos dedicara una de sus mejores y más aparatosas piruetas. Los topes fueron lanzados a velocidades tales que hicieron a los expositores vecinos temer por su integridad física. Reiniciamos la secuencia ante las miradas aterradas de la gente de KAM y justo en el momento en que Yivkov y Ceaucescu se paraban frente al robot, éste comenzó a moverse grácilmente, recogiendo la pieza que la cámara había identificado y colocándola en una caja. ¡Éxito total!, EICISOFT y el KAM se convertían en aliados estratégicos.

Encuentro con la Robótica, capítulo 9: Fue lo que en Música se conoce como “increcendo”.

De regreso a Cuba al robot se le perfeccionaron sus algoritmos de servo control, se le añadió voz con una tarjeta de diseño propio y cada vez lograba hacer tareas más complejas. El tornito, que se basaba en la simplicidad de los motores de paso, heredó todo el desarrollo del robot y ahora tenía un servo-control CNC totalmente de EICISOFT. No sólo se le mejoraron la calidad del terminado y sus prestaciones como máquina herramienta, sino que se le introdujeron otras importantes innovaciones. Los motores de paso fueron sustituidos por compactos y potentes motores de aviación, pero éstos eran del tipo serie, que si bien tenían una relación torque-tamaño muy buena, su respuesta no era lineal como los motores del robot sino cuadrática. Contrario al vaticinio de los especialistas en control automático, se le encontró una solución algorítmica al problema, que permitió que aquellos motores funcionaran perfectamente.

La Feria de la Habana de 1987 fue el mayor éxito que tuvimos. El Robot SCARA lograba construir una torre a partir de las piezas que se le regaban en una mesa y mientras hacía esto iba comentando lo que hacía. Las piezas eran de distintos tamaños, las buscaba con la cámara y cuando encontraba una, exclamaba con voz robótica: "Uuuuna chiquiiiitica…",“Uuuna medianiiita" o "¡Una grande!". Usando un algoritmo pseudoaleatorio, en ocasiones anteponía un cubanísimo “¡Ñoo!” a esta última, como para no dejar dudas de la autenticidad del origen del software. Esto hacía que el público se conglomerara frente al stand y permaneciera allí hasta que el robot dijera otro “¡Ñoo!” y cuando al fin lo hacía, las risotadas y el bullicio resonaban en todo aquel Palacio de Convenciones, llamando a más público aún. Las piezas las iba organizando a un costado de la mesa para acometer la construcción de una torre y si se le quitaba una, se quejaba diciendo: "aquí hay maraña". Aparte, el tornito hacía bates y copitas que se regalaban, mientras el Ortognatrón sacaba imágenes de los visitantes con las caras modificadas a modo de caricatura. Todo aquello no sólo acaparaba la atención de visitantes y expositores, sino que fue difundido ampliamente por los medios. Aunque había firmas extranjeras exponiendo y regalando bolsas, T-shirts e incluso una de ellas, la que habíamos visitado en el país vasco, exhibía un robot ASEA de cinco ejes que servía tragos a modo de barman, no cabía la menor duda que nos "robamos el show".

Encuentro con la Robótica, capítulo 10: Completando la Descripción del Escenario

Coincidiendo con aquella Feria de la Habana de 1987, EICISOFT cosechaba éxitos en el terreno de la imagenología médica.  EICOSOFT descifró el formato secreto de los discos del Somatom, equipo para la tomografía axial computadorizada del Hospital Ameijeiras y ahora las imágenes se podían distribuir a todo el país en modernos y pequeños discos Floppy para el DIGIMAG, equipo desarrollado por EICISOFT para la ayuda al diagnóstico. A eso se sumaban resultados exitosos del “Ortognatrón”, aplicación que predecía el resultado de cirugías faciales.

Coincidía también el estreno de aquel noticiero ICAIC que describía con el proyecto del Simulador Ferroviario para el entrenamiento de maquinistas por medio de la computarización de un sistema de trenes en miniatura.

Fue todo esto, más que la misma robótica los que atrajo la atención del llamado Grupo de Apoyo del Comandante en Jefe, que culminara con la visita de Eduardo Bencomo y después la de Carlos Lage.

Carlos Lage, como Bencomo, era miembro del Grupo de Apoyo, pero se sabía que el primero era el más cercano a Fidel Castro. Carlos Lage empezó a frecuentarnos y a indagar sobre nuestros planes y estilo de trabajo. Hombre sencillo y agudo en sus observaciones, me resultaba simpático. Requería de un esfuerzo especial para no perder de vista que, aunque nos tratáramos con familiaridad, aún en aquella época, el poder que tenía podía hacernos polvo en un santiamén. En una oportunidad me preguntó sobre mí, de mi trayectoria; como tenía a mi favor la campaña de Alfabetización y seis años en las Tropas Coheteriles, las respuestas no eran demasiado difíciles de lograr obviar la parte de cuando me botaron de la Universidad. Pero a esas alturas, los protagonistas de aquella película estaban muertos, destituidos o preferían olvidar el incidente. De hecho, ya había sido invitado a la universidad a participar en eventos o dar cursos y conferencias. Sólo "El Aparato" podía contar una historia diferente, pero ya tenía tiempo de haberlo hecho, si es que lo iba a hacer. Quizá, al ya estar fallecido mi paterno contacto con el imperio, el siniestro organismo había decidido olvidarse de aquel furtivo encuentro con mi padre en 1972 durante mi estancia en Suecia.

Encuentro con la Robótica, Capítulo 11: La Soledad del Jefe

Fue en aquel tiempo que sucedió lo que en algún momento tenía que suceder. El Regional del Partido de "Plaza de la Revolución" logró que destituyeran a Villo como director de la EICI. Había hecho demasiados enemigos con sus métodos de dirección poco ortodoxos, con ese sistema de "estímulos" suyos, tan ajenos a la moral socialista imperante, que evidentemente no incluyó a la gente que lo acusó y por los muchos desmanes de sus protegidos. Ante la obvia deuda de gratitud, Villo quiso buscar asilo en EICISOFT con sus allegados. Villo me había dado asilo cuando salí botado de la universidad. Haberle negado ese asilo me ha martillado la conciencia desde entonces.

El problema era que Villo no podía dejar de ser quien era y Marcos Lage no lo iba a subordinar a mí. Si le dejaba entrar, iba a terminar dirigiendo y destruyendo EICISOFT. Era la primera vez que sentía esa soledad de ser el jefe. Nadie podía ayudarme, era yo el que tenía que decidir entre la gratitud y EICISOFT.

También le debía gratitud a la gente de EICISOFT y dejar entrar a Villo era también una traición para quienes habían dejado sus posiciones para venir a trabajar conmigo. No había forma de quedar bien y decidí por EICISOFT. Me ausenté con lo de la preparación para la Feria de la Habana y dejé que los trabajadores con su sindicato al frente, se encargaran de negarle la entrada. Pensé que de esta forma comprendería mi situación, pero con esto no sólo le estaba negando el asilo, sino que lo enfrentaba a su impopularidad; ¡cuánto tiene que haber sufrido aquello!

De regreso de la Feria, se imponía que hablara con Marcos Lage sobre el tema de Villo y con ese objetivo me personé en su oficina. Marcos Lage no me perdonó lo que entendió como tamaña ingratitud y sin oír mis razones, me botó de su oficina en obvia destitución. Turbado por la situación, regresé a EICISOFT, pensé esperar allí hasta que del ministerio llegara algún "interventor", pero el que llegó fue Carlos Lage, alrededor de las cinco de la tarde con la solicitud de que nadie se fuera, que venía un visitante importante. Creo que desde esa tarde a Marcos y Carlos Lage se les empezó a llamar “Lage el Malo” y “Lage el Bueno”, respectivamente.

Comentario: Curiosamente, mi respeto y admiración hacia Marcos Lage, al que llamaron Lage el Malo, se mantuvieron aun después de que lo destituyeran como ministro y se mantiene aún hasta el día de hoy. Lage el Malo trató de hacer el bien aun dentro del régimen del mal. No así “Lage el Bueno”, terminó siendo el gran inquisidor.

Encuentro con la Robótica, capítulo 12: Y entonces…llegó el Comandante

Traté de explicarle a “Lage el Bueno” el último desarrollo de los acontecimientos, ese pequeño detalle de que estaba hablando con un “botao”, pero me dijo me concentrara en prepararme para la visita y que después hablaríamos. Le pregunté quién era el visitante, me contestó que Pepín Naranjo, ayudante personal de Fidel Castro. La respuesta me satisfizo y no volví a preguntar. Me extrañó, no obstante, ver llegar a personajes que no conocía y que no se dirigían a mí sino a Carlos Lage y que comenzaban a merodear por el local. Cuando sí me sorprendí fue cuando vi entrar a Marcos Lage por la puerta, quien se acercó a mí y me dijo: "fíjate, hagamos las paces, pues vamos a tener que trabajar juntos" y me extendió su mano, la que estreché más que gustoso. De inmediato le comento que Carlos Lage me había dicho que Pepín Naranjo venía a visitarnos. “¡¿Qué?!... el que viene pa'cá es Fidel”. Apenas había terminado de decirme esto y entraba Fidel Castro por la puerta rodeado de su escolta. Se dirigió directamente a Marcos Lage, quien lo saludó y me presentó por primera vez no sólo como Mandy sino como el director del centro.

Encuentro con la Robótica, capítulo 13: Su Vista nos Elevó a Nuestro Nivel de Incompetencia

Ya lo de EICISOFT le llegaba por muchas vías y siendo su obsesión más reciente, la de crear un "Polo Científico" conque asombrar al mundo, consideró que eso que se había creado por generación espontánea y desarrollado de manera silvestre a contracorriente, con su apoyo y orientación, podía mostrarlo como un logro más de su Revolución.

Ciertamente EICISOFT necesitaba algún apoyo por encima del que la EICI podía darnos, si bien hasta ahora EICISOFT podía ofrecerles a sus miembros el oasis para trabajar sin persecución política y una buena posibilidad de viajar, que aparte de satisfacción espiritual ofrecía una importante compensación económica, de la que no era correcto hablar. Cierto es que, en el marco del nivel de una empresa, no podría jamás ofrecer salarios altos, carro y mucho menos casa. EICISOFT corría el peligro de perder gente clave por no poder resolverles sus problemas materiales. Ya habíamos perdido, no sólo a buenos ingenieros como Mauricio y Roberto el Loco sino también a importantes jefes de proyecto como Jafet y Homs por haber, estos últimos, recibido irrechazables ofertas de la ONU y Comercio Exterior, respectivamente. Ofertas que ni remotamente podíamos igualar.

Si bien muchos eicisoftianos, como yo mismo, habíamos sido perseguidos por distintas causas, no puede decirse que fuéramos desafectos conscientes, por lo que la visita de Fidel fue bienvenida y objeto de euforia para todos.  Que Fidel visitara a un centro constituía el pináculo del reconocimiento nacional a su labor, lo que generalmente venía acompañado del non plus ultra del estímulo material en el socialismo cubano: el carro. En efecto, su visita era como la de Santa Claus, sólo Fidel podía estimular materialmente. Fuera de él, todo estímulo tenía que ser del tipo "moral" o sea diplomitas en papel gaceta y aplausos programados en alguna de las muchísimas asambleas que se convocaban.

Pues comencé el recorrido que tantas veces había hecho para tantos otros y ni siquiera uno completo, ya que el robot y el tornito recién habían llegado de la Feria de la Habana y no estaban aún en operación. Le fui presentando a los allí presentes y exaltando las cualidades de cada uno. Recuerdo su cara de complacencia cuando le presenté a Mabel, a la que dedicó un tiempo ligeramente más largo que a los demás y no sé si fue eso lo que hizo que me apurara en hacerle conocer de mi vínculo conyugal.

Una vez terminado el recorrido pidió reunirse para las conclusiones; a falta de mejor local, lo hicimos en mi oficina. Fidel se sentó en mi silla, símbolo inequívoco de quién estaba ahora al frente, y el resto de los presentes nos acomodamos a su alrededor. Ya tenía gran práctica explicando a la gente más diversa lo que era el software y en qué consistía nuestro nicho de mercado, es por eso que me resultó extraño que alguien de indudable inteligencia como Fidel Castro no hubiese captado su esencia. Fidel concluyó que "si habíamos sido capaces de hacerle el cerebro al robot, cómo no íbamos a poder hacerle los brazos". La respuesta a aquella poética conclusión era sencilla: porque las habilidades necesarias para hacer el cerebro nada tienen que ver con las que hacen falta para hacer los "brazos". Podía haberle respondido con otra metáfora: "haber ganado el maratón no califica a nadie para boxear", pero hasta mi escasa perspicacia política era suficiente para darme cuenta de que aquello no estaba abierto a discusión y sabiamente me contuve de iniciar controversia alguna.

Encuentro con la Robótica, capítulo 14: Y llegó la parte de los Carros!

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Description automatically generatedDespués de unas tres horas se agotaban las conclusiones. Ya había decidido cuánto dinero iba a invertir, qué edificio y dónde se iba a construir. Cuando especificaba que éste debía tener nivel como para que él pudiera llevar allí a jefes de estado y personajes de similar calibre, Carlos Lage le interpela: "Comandante, los compañeros tienen dificultades de transporte" ¿Es que debía tragarme que Fidel ignoraba que todo el mundo en Cuba tenía "dificultades de transporte"?  Preferí tomarlo como una forma de darle entrada al esperado tema que ya temía que no apareciera, el de "¡LOS CARROS!".

Fidel me pregunta cuántos compañeros por su experiencia, méritos y necesidad debían ser estimulados con un carro. Le pedí que me dejara consultar mi agenda para responder esa pregunta y me concedió mi petición. Realmente no tenía nada en mi agenda que pudiera ayudarme a dar aquella respuesta, sólo quería ganar un poco de tiempo. Pensé, él me pide a mí el número pensando que la intimidación de su presencia me haría ser conservador y posiblemente pidiera una cifra pequeña que él después, haciendo gala de gran generosidad, podría hasta aumentar ligeramente. Noté que se sorprendió cuando de mi boca temeraria salió la cifra de quince.  “¿Quince?”, comprobó como quien no podía creer lo que oía. Ahora era él quien pensaba. “En otros centros con más trabajadores no hemos dado tantos carros, ustedes son sólo veintisiete, ¿qué tal diez?”. Volví a "consultar la agenda"... “Comandante, se me queda fuera gente que no puedo dejar fuera, ¿Trece?”. “Bueno, doce”, me replica y ahí planté con un gesto al estilo Black Jack en las Vegas. Jamás en mi vida había regateado nada, ni lo he vuelto a hacer.

(Más adelante abogué para que se nos permitiera, que a los dos ya que tenían un vehículo, pudieran venderlo allí mismo a dos de los no agraciados. Además, me enteré de que el mío no estaba entre esos doce, de manera que al final fueron 15 los carros.)


 

Encuentro con la Robótica, capítulo 15: Fabricando el robot

Como en Cuba es común el uso de términos militares para casi todo, al referirse a cualquier viaje de trabajo al extranjero se solía usar la palabra “misión”. Robertico formó parte de aquella “misión “ de tres “misioneros” que salió hacia Europa y después a Canadá para comprar las componentes del robot, que a esas alturas, sin que se hubiera comprado o construido su primera pieza, tenía ya hasta nombre: el RIAC-6 (Robot Industrial Antropomórfico Cubano para 6 Kg. de carga). Los otros dos éramos Lista y yo. La misión salió por Cubana de Aviación hasta Berlín en la RDA (la entonces Alemania comunista), de ahí volamos a Frankfurt del Meno, después fuimos a Paris, Zúrich, Madrid y por último cruzamos el Atlántico a Montreal. Curiosamente, aun cuando en buena medida seguimos el diseño del robot sueco ASEA, el viaje no contemplaba Suecia, ya que después de desarmarlo a nivel de tuercas, pudimos comprobar que sus rodamientos y reductores eran componentes estándar que podían comprarse en cualquier mercado.

Si bien el ASEA sirvió de guía para el diseño mecánico del RIAC-6, éste ya tenía algunos años y queríamos incorporarle al nuestro algunas de las tecnologías más recientes. Los motores tendrían imanes permanentes de Samario-Cobalto y en vez de resolvers analógicos, usaríamos encoders digitales. Marcos Lage me tomaba por demente cuando proponía introducir aún más cambios, como usar para el cuerpo del robot la fibra de carbono, la misma tecnología con que se estaban fabricando en el SIME las carrocerías de ómnibus y camiones, en lugar de intentarlas fundir en aluminio. También propuse, sin éxito, cambiar el sistema de transmisión por varillas a uno de reductores de onda, valiéndonos de que los motores nuestros serían más ligeros. Quizá algo de demencia había, pues el temor de incumplirle al Comandante volvía muy conservador a todo el mundo. Mi demencia no parece haber cedido con los años, pues aún desde la perspectiva de hoy le sigo encontrando sentido a mis propuestas. Tanta inexperiencia había en la fundición de grandes piezas de aluminio, como en hacer piezas pequeñas de fibra de carbono y teníamos más experiencia con reductores de onda del SCARA que con aquellas malditas varillas. La solución más expedita en el medio sueco donde el ASEA se diseñó, no tenía que ser necesariamente la más sencilla también en el nuestro.

Fue el tratamiento de imágenes el que nos había llevado a la robótica, pero el RIAC-6 ya no tendría visión. Esta característica era posible implementarla en un robot tipo SCARA, por trabajar éste en un espacio plano directamente representable por una cámara de video. No así un antropomórfico, como sería el RIAC-6, cuyo espacio de trabajo es como un casquete esférico. Eso de que las distancias a la cámara fueran variables, requería emplear telemetría y controlar el foco, lo que se iba muy por encima de las capacidades de cómputo de las más avanzadas computadoras personales de 1988. Los proyectos de imágenes, por tanto, pasaban a un plano secundario, pero también a esos planos pasarían los esfuerzos de máquinas herramientas y del robot SCARA.

Encuentro con la Robótica, capítulo 16: La Misión

Esta misión fue mucho más flexible que las anteriores en que había participado. Lo típico de las misiones a países capitalistas era su rigidez; estaban diseñadas para ofrecer el mínimo de libertad posible y así dificultar una potencial “deserción”, otro término de origen militar. Los pasaportes eran del tipo "oficial", estos se distinguían del "normal" por tener una validez temporal muy restringida que apenas cubría el tiempo previsto para el viaje. De las visas, el itinerario y los pasajes se encargaba un departamento de relaciones internacionales. Esto no era por eficiencia sino para minimizar el contacto de los “misioneros” —así se les decía a los que visitaban un país por un período corto— con las embajadas y agencias de pasajes. Además, el tipo de pasaje imponía la condición de que Cubana de A picture containing text, computer, desk

Description automatically generatedAviación tenía que autorizar cualquier cambio. El dinero de dieta o dinero de bolsillo, que en Europa ascendía a $20 diarios, se daba separado de lo que era para el hotel, que era mucho más, unos $200 diarios. Este dinero había que justificarlo contra recibo de hotel o medio de transporte. Tanto a misioneros como a los que laboraban de manera permanente en las embajadas, consulados y oficinas comerciales, se les tenía prohibido el abrir una cuenta en un banco y el uso de tarjetas de crédito era impensable. Como dije, este viaje fue distinto; llevaba, además de la cuenta de medio millón, $100,000 en cheques de viajero y unos $10,000 en efectivo.

Estas libertades no emanaban de otorgar alguna confianza especial, distinción o privilegio, sino que eran para circunvalar las limitaciones del embargo de Estados Unidos y sobre todo del CoCom. Éstas son las siglas del Coordinating Committee for Multilateral Export Controls. El CoCom se estableció en 1947 por parte de los países de más adelanto tecnológico durante la Guerra Fría, para poner un embargo a la exportación de su tecnología a los países socialistas y evitar así que ésta fuera utilizada dentro o para armamento en su contra. Lejos de lo que la retórica del régimen cubano siempre ha alegado acerca del embargo americano, éste apenas nos afectaba. No así el CoCom, de hecho, el que estuviéramos copiando aquel modelo de cinco ejes que le obsequiara al Comandante la empresa vasca que lo exponía en la Feria de la Habana y no uno de seis, que ya era lo estándar en el Primer Mundo, venía de que el CoCom prohibía vender robots o máquinas herramientas a Cuba con más de cinco grados de libertad. A pesar del CoCom, logramos encontrar proveedores sin muchos escrúpulos políticos que consintieran en suplir nuestra demanda de piezas, siempre que la transacción no dejara una huella contable demasiado ostensible y era eso lo que justificaba el efectivo.

Se hicieron muchísimas transacciones pequeñas de este tipo. Además, se compraron pasajes, se pagaron hoteles, dietas, trenes, embarques, impuestos y otras muchas cosas, tantas que a mi regreso no hubo forma que pudiera cuadrar los recibos con los dineros sobrantes. Pasé una madrugada intentándolo sin éxito. La vez que más cerca estuve del cuadre, me faltaron unos $10,000. Al otro día le entregué el reporte de gastos a Carlos Lage y le pregunté: “¿Tienes un buen contador?”. Me contesta que no, y continúo: “... pues yo tampoco, pero búscate uno bueno para que te encuentre los $10,000 en forros que he metido ahí”. Con los ojos abiertos a más no poder y la quijada por el piso, me replica: “¡Maaaandy, la gente cuenta hasta los centavos cuando se trata del dinero del Comandante, y tú me dices, sin más, que tienes perdidos $10,000!”. Sólo le respondí: “bueno, puedes dormir tranquilo con que fueron gastados en lo que tenían que ser gastados, es evidente que yo no los tengo”.  Todo quedó ahí, cuando uno está en alza con el Comandante todo se le perdona… pero se le guarda para cuando uno caiga en baja.

Encuentro con la Robótica, capítulo 17: El Robot en el País de las Maravillas

A menos de un año y medio de la visita de Fidel Castro, ya habían llegado todas las componentes mecánicas y electrónicas para unos de cinco RIAC-6. Se habían logrado maquinar un mínimo de las piezas fundidas, empezaban a encajar los módulos de software y el primer prototipo RIAC-6 comenzaba a hacer sus primeros torpes movimientos. Sin embargo, con las discusiones de diseño sobre las prestaciones que tendría el RIAC-6 asomaba un problema, algo que no iba tener solución. ¿En qué se aplicaría o a quién se le vendería el RIAC-6?  Como en el "País de las Maravillas", donde la sentencia iba primero y el veredicto después, aquí el robot precedía a su necesidad.

A primera vista, el primer prototipo RIAC-6 parecía una copia de un modelo viejo de ASEA, pero no lo era, pues tenía varias mejoras. No obstante, presentaba la misma gran limitación que ya había sido superada por los modelos nuevos de todas las firmas de robótica: le faltaba un grado de libertad para ser verdaderamente versátil. La posición de un objeto sólido en el espacio, como un alimentador de alambre para soldadura o una pistola de pintura, se especifica por seis coordenadas, tres de posición y tres angulares que lo orientan. Para poder de verdad manipular cualquier pieza, tirar cualquier cordón de soldadura o pintar algo de geometría compleja, hace falta ese sexto eje. Con cinco ejes se estaba mucho más limitado que lo que pudiera intuir una diferencia de 5 a 6. A lo más que podía aspirarse era lograr algunas manipulaciones sencillas, tirar cordones de soldadura cortos o cosas así.

La robotización es la etapa más sofisticada de la automatización y es consecuencia de la estandarización que la industria ha logrado alcanzar en las piezas y materiales. Por ejemplo, para que un robot, aún uno de seis ejes, pueda soldar por arco repitiendo un programa de movimiento espacial, se requiere que las piezas a soldar sean siempre iguales dentro una tolerancia bien pequeña; el alambre, los fundentes y la composición de los materiales a soldar, entre otras cosas, deben ser altamente repetibles. Nada de esto podría encontrarse a 30 años de Revolución en una industria nacional donde las normas parecían haberse ido detrás de sus dueños.

Encuentro con la Robótica, capítulo 18:  RIAC-6 el Robot Artista…

Pero no sería la industria el destino del primer RIAC-6, lo fue EXPOCUBA. Un poco después de que comenzaron las obras del nuevo EICISOFT bajo la supervisión directa de Carlos Lage, también empezaron, bajo igual fiscalización, las obras de EXPOCUBA. Esta sería una exposición permanente de los logros de la Revolución. No era nada original, en Moscú había algo similar, la VDNJ (se pronuncia veh De eN Ja, Vystavka Dostidsheni Narodnovo Josiaistva SSSR, que se traduce como Exposición de los Avances en la Economía Política de la Unión Soviética). Se construyeron muchos pabellones sin tener aún una idea clara de que es lo que se iba a exponer, pero nadie correría el riesgo de que Fidel fuera a encontrarlo pequeño para mostrar los "incontables" logros de su Revolución. Bajo esa lógica se había reservado un área enorme para la exposición de los logros en el terreno de la robótica. Debíamos tener montado un buen show robótico para la inauguración de EXPOCUBA. ¿Con qué íbamos a llenar aquello?

ExpocubaNi siquiera podíamos llevar el robot Scara, pues ya en su segunda visita al nuevo EICISOFT, Fidel se pronunció críticamente sobre la producción búlgara y de Europa del Este en general. La Perestroika iba a todo tren y la agitación en esos países apuntaba peligrosamente hacia la democracia y el capitalismo, por lo que no veía ya con buenos ojos nuestros negocios con Bulgaria. Marcos Lage resuelve la situación del exceso de área donando un torno CNC alemán. El show consistiría en que el RIAC-6 alimentaría el torno con tochos de latón y, al final del proceso, sacaría la pieza terminada y la colocaría sobre una mesa donde el público pudiera apreciarla.


 

Encuentro con la Robótica, capítulo 19: Una visita más

Pues sí, hubo esa tercera y última visita de Fidel a EICISOFT. Los conocidos tres Mercedes Benz de Fidel, que entraron contrarios por la calle 24, precedidos por el correspondiente zafarrancho militar, habían alertado al vecindario de su presencia y ya se concentraba una pequeña multitud frente a EICISOFT para ser testigos del acontecimiento. Me preguntaba ¿Cómo es que la seguridad personal complicaba su operación permitiendo que el público se acercara a los carros y sin embargo bloqueaba la calle 24, cosa mucho más invasiva, durante todo el tiempo que duró la visita?  Hoy pienso que era para que el Comandante pudiera ser vitoreado  su salida y los fotógrafos ofíciales pudieran captar la escena.  

En esta visita se le pudo mostrar un primer robot que ya hacía sus primeros movimientos y un EICISOFT más funcional que en su primera visita al nuevo edificio.  Le dije de mis ideas de ir sustituyendo motores franceses y rodamientos alemanes por equivalentes búlgaras y que las obtendríamos a través de un intercambio por controles CNC para tornos de control numérico. Me sorprendió que esto no le gustara, ya que era una manera de ahorrar divisas exportando software. Empezó a cuestionar la calidad de los productos búlgaros y se quejó que durante años todos esos países, refiriéndose a los del campo exsocialista, habían llenado el país de chatarra inservible. Todo el mundo en Cuba sabía eso de sobra, pero él solo lo reconocía ahora cuando se sacudían el comunismo y se liberaban de la URSS. Aquella diatriba no invitaba precisamente al debate, quedaba claro que nuestra alianza con los KAMunistas de Bulgaria no era bien vista por “el Maximo”.

Ver al robot moverse producía en la dirigencia la percepción de que la tarea estaba más cerca de su conclusión que lo que realmente estaba. No era fácil percatarse de que aún no repetía las posiciones ni a las decenas de milímetros, cuando tenía que hacerlo a la décima. Esto era no sólo debido a los problemas mecánicos que desde el principio nos llovían torrencialmente, la electrónica también presentaba problemas: deformaciones en los pulsos de los encoders hacía que nuestras tarjetas contaran pulsos de menos; por otra parte, las interferencias provenientes de aquellos potentes motores controlados por ancho de pulsos, hacía que se contaran pulsos de más. Ni siquiera el software estaba exento de problemas. No era sólo el robot, el resto de los mecánicos trabajaban afanosamente en la automática asociada al show que se quería montar, los tochos debían proveerse uno por uno y no podía fallar. La limitación de los cinco ejes hacía sentir, no había forma de que el tocho entrara paralelo a la muela del torno, siempre sería un arco y la precisión para que no tropezara tenía que ser mayor que la que se estaba logrando. La fecha de la inauguración de EXPOCUBA se acercaba peligrosamente y los últimos días fueron de trasnochar en el área de la exposición.

 

Encuentro con la Robótica, capítulo 20: Gorbachov, nos visita

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Description automatically generated with medium confidenceUnos días antes de la gran inauguración de EXPOCUBA, llega a La Habana Mijail Gorbachov. Por todas las vías posibles, me avisan que éste asistiría a la exposición, que el stand de la robótica sería visitado por la comitiva y aquel robot aún mostraba la docilidad de un potro salvaje; el ridículo amenazaba con ser en grande. Pero no era sólo el robot, el torno tampoco entraba en razones. Los problemas técnicos le llovían a la tropa de EICISOFT; por sólo mencionar alguno, resulta que el proyecto eléctrico de EXPOCUBA no pudo acompañar a la grandiosidad de lo arquitectónico y el voltaje caía tanto con la carga que aquel torno, con opciones de 220, 380 y 440 volts, para lograr que funcionara, hubo que ponerlo en 380 y alimentarlo de lo que se suponía fueran 440v. Los problemas, tanto de hardware como de software, hacían que, sin previo aviso, el robot mostrara algo así como ataques epilépticos, si uno de estos ataques ocurría durante la manipulación de aquel tocho de unas 10 libras, éste podría ser lanzado con violencia en cualquier dirección. Durante la madrugada de la víspera se lograron eliminar las causas electromecánicas de la epilepsia, pero no la de software, que permanecería oculta hasta un par de días después.

Ya amanecía cuando hubo que detener las pruebas y prepararse para el show. Dejé a la tropa en esos quehaceres para irme a bañar y vestir con el atuendo guayaberístico reservado para esos acontecimientos. Seríamos de los primeros en ser visitados, era ya media mañana cuando entran por la puerta central de aquella nave Fidel y Gorbachov rodeados de personalidades de ambos gobiernos, así como de un enjambre de guardias y reporteros. Vinieron directo a nuestro stand, recuerdo que acompañaba a Gorbachov el entonces canciller Eduard Shevardnadze.

Comencé mi exposición y arranqué aquel engendro diabólico que, para mi sorpresa y alivio, se comportó angelicalmente. Exclamaciones de admiración se escuchaban de aquel importante auditorio. Oí cuando Gorbachov jaraneaba con Fidel sobre que a los robots no se les podía andar mangoneando, que ése (el robot) sólo respetaba a los científicos, no a los jefes... y yo pensando, si él supiera que "ése" en particular ni a los "científicos" respetaba demasiado.

Terminaba mi exposición con una explicación de nuestro CNC que controlaba el tornito pequeño, mientras este terminaba una pieza que invocaba las torres de la catedral de San Basilio en la Plaza Roja. Regalé a la comitiva unas veinte piececitas como ésa que previamente había torneado para la ocasión. Ya se alejaban hacía otras muestras de la exposición cuando Gorbachov, separándose del grupo, regresa y toma de mi mano la recién terminada que aún sostenía, intercambiamos sonrisas y se despidió cordialmente. La comitiva no alcanzó a ver que el engendro sólo hizo un par de operaciones más antes de volver a la epilepsia. Aunque aquello estaba lejos de satisfacernos técnicamente, habíamos cumplido con nuestra verdadera misión: se había logrado mostrar al mundo algo que sugería un desarrollo industrial del que Cuba estaba muy lejos. No creo que Gorbachov se dejara engañar por aquella muestra, ya que él venía de donde se inventó este tipo de farsa, pero las imágenes del robot de EXPOCUBA viajarían por el mundo reafirmándole la fe en el socialismo a los que ya la tenían.


 

Encuentro con la Robótica, capítulo 21: El fin de los Robots de EICISOFT

La mayoría de las piezas de aluminio que se fundieron, tuvieron que ser desechadas por defectos que ni Diego Navarro, el mago de la mecánica, lograron convertir en piezas de robot.

Se logró fabricar un segundo RIAC-6 y este tendría como destino una fábrica que el SIME había adaptado para fabricar bicicletas, al comienzo del llamado Período Especial. Nunca se logró implementar ese puesto de trabajo en el que el robot haría las soldaduras de los cuadros de las bicicletas.  Los motivos eran perfectamente previsibles, por un lado, la falta del sexto eje hacía imposible el tirar un cordón de soldadura completo, esto obligaba a aumentar el número de pasos manuales al punto de hacerlo impráctico y por otra, aquellas piezas del cuadro a soldar no se producían lo suficientemente parecidas. 

Después de consultar con unos cuantos veteranos de EICISOFT, nadie recuerda el destino final de aquel segundo robot y esto no quedó grabado en ninguna memoria porque no fue importante para nadie. A mí me parece recordar que se mandó para alguna universidad.  Ya, a esas alturas era evidente que no tenía sentido insistir en fabricar robots, pero, siendo una idea del comandante, el ministerio no me permitía a darle fin de manera explícita.  El clavo final al sarcófago de la fabricación de robots lo puso la “Opción Cero”. que fue el nombre que se le dio a lo que vino cuando desapareció el envió de petróleo regalado de la URSS.  Aquel gran taller de mecánica, que fuera el grueso de la inversión de Fidel Castro, se clausuró debido al consumo de electricidad. Los mecánicos terminaron deambulando por EICISOFT como “zombies”.  

La atención del grupo de apoyo del Comandante fue mermando y EICISOFT regresó a dedicarse a eso de lo que nunca debió desviarse, al software y volvió a tener algún éxito con los controles CNC para tornos y la imagenología médica.

Pero aquella aventura de fabricar robots fue herida mortal. Eso desvió, por algo más de un par de años, la atención de las mejores mentes de EICISOFT de lo que era su filón ganador, el software.  Eso es demasiado tiempo en ese mundo. El Windows de Microsoft, ya en su tercera edición, nos tomó por sorpresa.  Este ofrecía, como servicios del sistema operativo, muchas de las herramientas del procesamiento de imágenes que habíamos desarrollado a principio de la década del ochenta. Ya, a comienzo de los noventa, lo que ofrecíamos había dejado de ser novedad en el primer mundo. Nos habíamos quedado atrás y aunque todavía nuestros productos todavía encontraran algún mercado en México, Venezuela y Brasil, habíamos perdido la fuente de información que representaba aquel contacto directo con el primer mundo que teníamos cuando Japón e Inglaterra. El talento seguía ahí, entrando en los 90, ya había gente en EICISOFT reinventando, lo que no sabía que se ya se comercializaba en ese mundo que tuvimos que abandonar. La ventana de oportunidad que una vez se abrió para EICISOFT, se le fue cerrando mientras jugaba a fabricar robots.


 

Epílogo, del caso de EICISOFT y los Robots

Pasados los años de vivir en los Estados Unidos, aquellas ideas de superar el subdesarrollo usando el talento, que con tanta facilidad encontraba, para producir software y competir en la escena mundial, comprendí que eran ingenuas y rayanas en lo infantil.

En los 80, EICISOFT logró ponerse casi al corriente en lo de desarrollar software y eso explica el que tuviéramos una divisa de cambio en el primer mundo. Sin embargo, cuando en 1992 escapé al exilio, comprobé, no sin cierto espanto, que las habilidades que traía no eran suficientes para siquiera encontrar un trabajo decente aquí.  No sabía otra cosa que programar bajo el sistema operativo DOS, que ya no era más que un legado. Programar bajo Windows implicaba conceptos totalmente nuevos para mí; mensajes, multitasking, DLL’s. Solo sabía programar en C y recién conocía del Visual Basic, pero ya los empleadores pedían C++, que implica asimilar lo que es la programación orientada a objetos.  En fin, que tuve que quemarme las pestañas para actualizarme.  ¿Cómo fue que nos quedamos tan atrás?

Cuando se produjo la revolución de las computadoras personales, pensé que algo que no requiriera de esa infraestructura industrial, de la que Cuba carecía, era la oportunidad para saltar ese obstáculo y salir del subdesarrollo. La aventura de fabricar robots precipitó el final de EICISOFT, pero hoy comprendo que, aun sin los robots, el fracaso de esa idea era sólo cuestión de tiempo.  La India, por ejemplo, sí aprovechó la oportunidad y hoy es un importante renglón de su economía, pero nadie puede desarrollar software desde el aislamiento cubano.

A finales de 1991, Tecún nos hizo llegar varios artículos impresos relativos al software que habían bajado de un servicio, al que recientemente le habían permitido acceder, llamado CompuServe, que fue junto con Prodigy y AOL, precursor de la internet.  Mostrarnos aquellos artículos hacía patente un poder muy superior al nuestro, ya que nosotros no podíamos ni soñar con tener acceso a ese nivel de información que, por supuesto, no se limitaba a la tecnociencia. No gozábamos ni remotamente de semejante confianza política, como la que tenía Tecún por estar asociada al Ministerio del Interior y su Seguridad del Estado. Un acceso mínimo a internet nos hubiera demorado más de dos décadas. Como Macondo, EICISOFT estaba condenada a sus cien años de soledad.